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Magnus Carlsen, castigado por no atender a la prensa tras su derrota

Magnus Carlsen, castigado por no atender a la prensa tras su derrota
Magnus Carlsen, fotografiado por Anastasiya Karlovich
Federico Marín Bellón el

Ningún gran campeón soporta las derrotas. Les causan un dolor extremo. Sobreviven a fuerza de ganar, y ganar, y volver a ganar, que decía Luis. Magnus Carlsen, uno de los ajedrecistas más grandes de la historia, no es una excepción. Ayer faltó a la rueda de prensa, obligatoria por contrato, y se expone a una multa de hasta 60.000 euros (el 10% del premio que consiga), según explica la FIDE en una declaración oficial. La Federación mantiene una redacción ambigua, pero recuerda las normas de la competición y el precio de saltárselas.

En realidad, Carlsen sí se presentó en la sala de prensa, aunque no siguió el protocolo. Primero se saltó las breves y también forzosas entrevistas previas con los tres medios patrocinadores en la llamada (por algún motivo) zona mixta. Llegó allí un minuto después que Sergey Karjakin y declinó hablar con nadie. Entonces acudió a la sala de prensa y esperó allí 95 segundos, hasta que, incapaz de contener la rabia dentro de su cuerpo, salió por piernas justo antes de que llegara un sonriente Karjakin. Según la FIDE, la jefa de prensa el Mundial, Anastasiya Karlovich, intentó convencer al jugador y a su mánager para que el gran maestro esperara, ya que la rueda estaba a punto de comenzar. Al menos, el campeón no llegó al extremo del gran Aaron Nimzovich, quien estalló después de una derrota con una frase inmortal: «¿Por qué tengo que perder contra este idiota?».

El vídeo de ChessBase muestra el estado de ánimo del campeón después de perder.

The World Champion left before the press conference even began #CarlsenKarjakin pic.twitter.com/9tCshHq3Wd

— ChessBase (@ChessBase) 22 de noviembre de 2016

Tampoco es la primera vez que Carlsen tiene un comportamiento poco elegante después de perder una partida. Cuando perdió con Topalov por desconocer las peculiaridades del reglamento del torneo de Noruega, en su propio país, primero reaccionó con deportividad, pero luego cargó contra la organización. El año pasado, en el Mundial de Rápidas de Berlín, también tuvo una reacción inapropiada, que tampoco hay que sacar de quicio. Además, luego tuvo el buen gesto de pedir perdón.

Karjakin, tan sonriente. Foto: Eduardo Muñoz Álvarez / AFP

Una cosa sí es necesario entender. El ajedrez es el deporte más duro, porque no destroza el cuerpo, sino el cerebro y el ego, los sentimientos, la autoestima… No puedes culpar al árbitro ni al jardinero que no cortó el césped o lo regó demasiado. Estás solo frente a tus propios errores. Justo ayer comentaba con la psicóloga María Rodrigo lo difícil que es sobreponerse a una mala partida y los trucos que se pueden aplicar para mitigar el daño (prometo escribir de ello más adelante). Bobby Fischer disfrutaba «quebrando el ego» de sus rivales. El propio Carlsen declaró justo antes del Mundial de Nueva York que «golpearía a Karjakin, hasta verlo caer».

El ruso parece haber recogido el guante. No da tan buena impresión en las declaraciones en público, escenario que no domina, pero parece haber entendido la situación mejor que nadie. Ayer tuvo el cuajo de decir: «Gracias a Magnus, es realmente un gran día». Lo mejor de todo es que dio en la diana. Gracias a que Carlsen asumió todos los riesgos, cometió los errores necesarios para que el aspirante se apuntara una victoria que no ha buscado de verdad en las ocho partidas celebradas.

La jornada había empezado de lo más feliz, con el astrofísico y presentador de televisión Neil deGrasse Tyson encargado de hacer la primera jugada

Es posible que su estrategia suicida a lo Rocky Balboa dé resultado. Ha puesto la cara, sin el menor ánimo de contraatacar, para que Carlsen se agote de darle guantazos. Tiene una mollera a prueba de martillos y ahora su contrincante parece fuera de sí y exhausto. ¿Tendrá la calma necesaria para recoger las migas sin llevarse el golpe definitivo? De esa sangre fría y de las reservas energéticas y mentales del noruego dependerá el desenlace del campeonato. Que no está fino parece claro, pero que tiene sobrada capacidad para levantar una sola derrota, no cabe la menor duda.

Ajedrez

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