El gran maestro Igor Rausis, de 58 años, es el ajedrecista más viejo del top 100 mundial, pero su escalada milagrosa a la cumbre, impulsada de manera sorprendente después de cumplir medio siglo, se ha estrellado en el abierto de Estrasburgo. Fue pillado in fraganti en la tercera ronda del torneo y fotografiado mientras utilizaba su móvil en los servicios en el transcurso de una partida. Como señala Nigel Short, vicepresidente de la FIDE, un dato preocupante es que el jugador también era árbitro de la Federación Internacional.
Rausis ha admitido su delito –«perdí la cabeza», dijo– y la FIDE ha confirmado que su comportamiento ilícito no ofrece dudas, aunque se sigue investigando. Incluso la Policía francesa tomará cartas en el asunto. La inspección de los árbitros determinó que se había ayudado con su teléfono, mucho más inteligente que él (y con una fuerza de juego capaz de derrotar a los mejores del mundo).
La paranoia contra los móviles está bastante justificada en el mundo del ajedrez. Por eso está prohibido el mero hecho de llevarlo encendido y en los torneos de la élite los jugadores pasan controles electrónicos. En los abiertos, en los que juegan aficionados y profesionales por igual, la vigilancia es más complicada. Gracias a eso, el checo Rausis había logrado ascender en la clasificación mundial a una velocidad impropia de su edad.
Nacido en 1961 en la ciudad ucraniana de Komunarsk (entonces soviética), Rausis jugó después bajo bandera de Letonia (participó en varias Olimpiadas y llegó a ser campeón nacional), luego de Bangladesh y desde 2007 de la República Checa. Era el segundo de su país, después de David Navara.
La FIDE asegura en su comunicado que mantiene la investigación abierta, a través de sus comisiones de juego limpio y ética, por lo que prefiere no comentar más detalles sobre el caso. El organismo internacional, que acaba de cumplir 95 años, también insiste en su compromiso contra cualquier tipo de trampas y anuncia que los castigos serán más severos.
El gran maestro Emil Sutovsky, director general de la FIDE, sí dio algunos detalles sobre la «caza» del tramposo en su página de Facebook, como informa Chess24: «Igors Rausis fue atrapado en un torneo en Estrasburgo. Agradezco a Yuri Garrett y Laurent Freyd, quien se encargó de capturar al jugador que estaba bajo sospecha durante mucho tiempo, y también a los árbitros del torneo, por seguir cuidadosamente todas las pautas. Rausis ha sido suspendido del torneo y todos los materiales se enviarán a la Comisión de Ética. Paralelamente, el asunto será tratado por la policía francesa (…). La captura de Rausis es solo el comienzo. La FIDE ha endurecido fundamentalmente su actitud. Es imposible eliminar por completo el engaño, pero el riesgo de ser atrapado ha aumentado significativamente y los castigos serán mucho más duros. La guerra durará años pero estamos comprometidos a largo plazo».
Por fortuna, en este caso no parece que la batalla se vaya a extender más allá de lo necesario, ya que Rausis ha admitido las trampas, aunque no habla de si estas son habituales y la justificación de su subida en la clasificación: «Simplemente, ayer perdí la cabeza. Confirmo que utilicé mi móvil durante la partida. ¿Qué más podría decir? Estaba cansado después de la partida de la mañana. Todas las acusaciones en Facebook también tienen su impacto. Al menos ha sido una buena lección, aunque no para mí. Yo ya jugué mi última partida de ajedrez».
Programa antitrampas
En este caso, parece que han funcionado algo más que las meras sospechas por el ascenso inesperado de un jugador. Yuri Garret, uno de los «captores», aseguró que llevaban meses vigilando al tramposo, después de que el algoritmo antitrampas creado por el profesor Ken Regan hiciera saltar las alarmas. Garret también negó que hubieran instalado una cámara en los servicios o que la FIDE fuera responsable de la foto difundida en las redes sociales, que en realidad solo prueba que el jugador estaba utilizando su móvil.
La prueba clave fue en realidad el hallazgo del teléfono de Rausis escondido en los servicios y su captura fue un trabajo en equipo, por parte de los organizadores y los árbitros. «Los tramposos será derrotados al final», añade Garret. «La lucha solo acaba de empezar y perseguiremos a todo aquel que atente contra nuestra integridad». «Hoy ha sido un gran día para el ajedrez», remata.
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