La Fundéu (Fundación del Español Urgente) ha dictado sentencia: los nombres de las jugadas y las estrategias del ajedrez, así como los de las piezas, van en minúscula. A la FIDE y a algún gran maestro, como Miguel Illescas, no les ha gustado del todo la resolución, ya que en la notación de las partidas es importante poner las iniciales en mayúscula. Mi opinión aquí importa poco, pero creo que ambas partes tienen su parte de razón, si eso es posible…
De momento, veamos qué dice la Fundéu:
En las informaciones sobre la miniserie de televisión «Gambito de dama», así como de diversos torneos de este juego, como el que se va a celebrar próximamente en la isla de La Palma, no es raro ver mayúsculas empleadas de modo impropio: «Su estrategia preferida era el Gambito de Rey», «Empleó la insípida Apertura de los Cuatro Caballos» o «Tras plantear la Defensa Caro-Kann, sus jugadas 8 y 9 parecen absurdas».
Los nombres de jugadas, como gambito, enroque y jaque, están recogidos en el diccionario académico en minúscula, criterio que es extensible a otras denominaciones como defensa siciliana o mate del loco, salvo los nombres propios que puedan incluir. También están recogidos en minúscula los términos que aluden a las piezas, como alfil o reina. Ninguna de estas voces y expresiones necesita cursiva o comillas.
En consecuencia, en los ejemplos anteriores habría sido mejor escribir «Su estrategia preferida era el gambito de rey», «Empleó la insípida apertura de los cuatro caballos» y «Tras plantear la defensa Caro-Kann, sus jugadas 8 y 9 parecen absurdas».
Aparte de señalar que la Fundéu dice reina en lugar de dama, error que no comete el título de la serie, veamos qué dice el mundo del ajedrez:
El gran maestro Miguel Illescas, ocho veces campeón de España y voz más que autorizada, porque además es un buen escritor y periodista, replica: «Falso. Las jugadas en ajedrez, desde hace siglos, se escriben con la inicial de la pieza en mayúscula. Por ejemplo, la apertura Ruy López (obviamente en mayúsculas, al tratarse de un nombre propio) comienza con 3. Ab5, a diferencia de 3. ab5 que sería una captura con el peón ‘a’».
La Federación Internacional echa más lecha al fuego, también a través de Twitter: «Estamos en desacuerdo. Como ya ha indicado Miguel Illescas, hay varias razones por las que es convención emplear mayúsculas en el nombre de las piezas. La principal de ellas es la consistencia con la nomenclatura usada para anotar las jugadas, y el evitar confusiones».
«Por otro lado», añade luego la FIDE, «el nombre de las aperturas suele incluir o bien un nombre propio, o bien el nombre de una pieza. Así que también es mucho más habitual que se escriba con mayúscula. Una línea de apertura es casi como el título de un libro».
El periodista Leontxo García, quien también sabe de lo que habla, insiste en esta línea: «Y hay algo mucho peor: los nombres de las aperturas se han escrito con mayúscula inicial en miles de libros, revistas y periódicos de todos los idiomas durante más de un siglo. Si el criterio es reflejar el habla popular, gran incoherencia».
Fundéu replica: «El uso de la mayúscula para las piezas en la anotación de las jugadas está justificado. Se trata, en todo caso, de un tipo de abreviación (como las siglas, para las que también se usa la mayúscula aunque la expresión por extenso se escriba con minúscula)».
Illescas vuelve a intervenir: «Se confunde Fundéu cuando habla de jugadas con propiedades de las mismas, como jaque o gambito, acepciones que han de ir con minúscula. Pero es de uso común escribir “Gambito de Rey”. En particular, el rey y la dama se suelen escribir con mayúsculas, al ser piezas únicas».
Yo creo que la mayor parte de la polémica se ha debido a un pequeño problema de comunicación y que la notación puede seguir utilizando las mayúsculas sin ofender a ningún organismo. Por otro lado, y ahí es todo más opinable, tampoco pasa nada por escribir «defensa siciliana», aunque pueda considerarse un nombre propio y además se trate de una apertura apasionante. Obviamente, la Ruy López y el gambito Evans deben respetar los nombres propios de los ajedrecistas que les dan nombre. No es probable que haya sangre en esta guerra.
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