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Espacio exterior armado y Rusia

Espacio exterior armado y Rusia
Jorge Cachinero el

La Federación Rusa defiende que el espacio exterior se mantenga libre de armas.

Para ello, Rusia se ha comprometido a no ser la primera nación que las despliegue, aunque, simultáneamente, ha avisado de que, si algún país lo hace, Rusia no se quedará atrás y reaccionará de forma parecida.

A lo largo de los últimos años, la actividad diplomática de Rusia para alcanzar este objetivo giró en torno a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ante cuya Asamblea General (AG) presentó tres propuestas de resolución con carácter de recomendaciones:

  1. Prevención de una carrera de armamentos en el espacio exterior” -“Prevention of an arms race in outer space”, en inglés-, que comenzó a concitar, inicialmente, el apoyo de un número importante de naciones y que, sin embargo, en la actualidad, ha encontrado la oposición de algunas potencias, como ha sido el caso de Estados Unidos (EE. UU.).
  2. No a ser el primero en ubicar armas en el espacio exterior”-“Non-first placement of weapons in outer space”, en inglés-, que fue apoyada por unas treinta naciones, mientras no se contara con un tratado que comprometiera legalmente a todos los países, aunque, no obstante, fue retada, también, por EE. UU. y algunos de sus aliados.
  3. Medidas para asegurar la transparencia y la generación de confianza sobre las actividades en el espacio exterior” -“Measure to ensure transparency and confidence building in outer space activities”, en inglés-, que no llegó muy lejos.

En 2017, Rusia y China, conjuntamente, hicieron otro intento de definir un marco legal que permitiera evitar la militarización del espacio.

Para ello, presentaron la propuesta de resolución “Medidas prácticas adicionales para prevenir una carrera de armamentos en el espacio exterior” –Further practical measures to prevent an arms race in outer space” (PAROS), en inglés-, que, a pesar de invitar a la constitución de un grupo de trabajo en el que estaban representados 24 países, fue incapaz de llegar a decisiones consensuadas entre todos ellos.

Asimismo, Rusia lanzó, a través de la Conferencia para el Desarme (CD), foro multilateral de negociación sobre desarme nuclear de la comunidad internacional, creado y auspiciado por la AG de la ONU, en 1978, el proceso de preparación de un nuevo Tratado para la prevención de armamentos en el espacio exteriorTreaty on the Prevention of the Placement of Weapons in Outer Space (PPWT), en inglés-.

El objetivo de ese nuevo Tratado era cubrir las lagunas legales dejadas por el Tratado sobre el espacio exterior –Outer Space Treaty, en inglés-, aprobado por la ONU en 1967:

  • El término “armamento en el espacio exterior” fue definido con más precisión para que resistiera mejor el paso del tiempo y el desarrollo tecnológico, sin necesidad de listar sistemas de armas que fueran a quedar obsoletos o que no incluyeran los que pudieran diseñarse en el futuro, mediante la conceptualización de aquellas capacidades susceptibles de destruir, dañar o perturbar objetos o activos espaciales,
Armas antisatélite de energía directa.
  • Los conceptos “uso de la fuerza” o “amenaza por la fuerza” se formularon como las acciones deliberadas que tienen por objetivo causar daño a objetos espaciales y
  • Las obligaciones fundamentales de los firmantes potenciales fueron establecidas, como, por ejemplo, las de no situar sistemas de armas en el espacio exterior, no recurrir al uso de la fuerza o no amenazar con el uso de la fuerza contra objetos espaciales.

En 2008, la Federación Rusa y China presentaron un borrador de tratado a todos estos efectos, que fue, posteriormente, actualizado en 2014 tomando en consideración los debates desarrollados dentro de la CD.

Finalmente, en 2020, Rusia propuso a todas las naciones a obligarse a sí mismas a cumplir una serie de compromisos de buenas prácticas, entre ellas, las de:

  • no destruir, dañar o perturbar el funcionamiento normal y no alterar la trayectoria de vuelo de los objetos espaciales de otras naciones,
  • no crear, probar o instalar armas espaciales de ningún tipo con el objeto de desarrollar cometidos de defensa antimisiles o con propósitos anti satélites,
  • no utilizar sistemas de armas u objetos espaciales contra objetivos en la Tierra y en el aire,
  • eliminar los sistemas de armas u objetos espaciales que las naciones ya hayan desarrollado con estos propósitos y
  • no probar o utilizar vehículos espaciales tripulados con objetivos militares, incluyendo los objetos espaciales.

El reto de un espacio exterior armado y las consecuencias que de éste se pueden derivar son inquietantes.

El estado actual del enfrentamiento y de la hostilidad entre las grandes potencias no da razones para el optimismo.

 

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