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Terrorismo y criminalidad en África Occidental

Terrorismo y criminalidad en África Occidental
Jorge Cachinero el

La seguridad del África Occidental al sur del Sahel sigue siendo crítica, tras el espejismo que produjo la caída de las cifras de violencia en esa región durante los años de la pandemia de COVID19.

Entre 2018 y 2022, se han registrado más de 44.000 incidentes violentos, de todo tipo, en dicha zona del continente africano, que han causado más de 71.000 muertes.

Los sucesos más frecuentes han sido los ataques armados, que han supuesto más del 68% de todos aquellos, y, dentro de éstos, los ataques terroristas han representado el 65%.

En otras palabras, el terrorismo yihadista ha causado casi 20.000 episodios con violencia y es el responsable de la muerte de casi 32.000 personas en África Occidental durante esos cinco años.

Los grupos terroristas causantes principales de esta sangría profesan dos tipos de lealtades.

Por un lado, se encuentra Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin (JNIM), es decir, la franquicia de Al-Qaeda para Mali, en particular, y para todo el África Occidental, en general.

Enfrentadas a éste, existen las bandas asociadas al Estado Islámico (EI), ya sean el Estado Islámico del Gran Sáhara, Boko-Haram o el Estado Islámico de Provincia de África Occidental, fracción salida de la anterior organización.

Estado Islámico de la Provincia de África Occidental.

Estas partidas armadas de asesinos, en cualquiera de sus denominaciones y facciones, proliferan en la región y, como suelen hacer las guerrillas terroristas colombianas, utilizan, de forma habitual, la recluta masiva de jóvenes para aumentar los efectivos de sus organizaciones.

En esta región, Ghana septentrional, Burkina Faso, Mali, Nigeria y los países costeros del Golfo de Guinea, como es el caso de Togo o de Benín, son los que más sufren la violencia, en general.

Por su parte, la huella que ha dejado el terrorismo islamista internacional, entre 2019 y 2022, ha sido más profunda en el este de Mali, el este y el norte central de Burkina Faso, el nordeste de Nigeria y se está expandiendo rápidamente a Togo y a Benín, ambos países ribereños del Golfo de Guinea.

Esta ambición del terrorismo yihadista de alcanzar la costa del Golfo de Guinea es muy preocupante porque, en la actualidad, por sus aguas navegan 1.500 petroleros y buques de pesca todos los días.

Tres son los fenómenos que han actuado como detonantes o como propagadores de este estado de violencia que se ha extendido en esa región de África.

1.- La inestabilidad política y, por tanto, una gobernanza pobre está presente en muchos de los países de la zona.

En 2020, por ejemplo, Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Ghana, Guinea, Liberia, Mali o Togo vivieron procesos electorales, que, en una mayoría de estos países, fueron acompañados o seguidos por protestas y por violencia creciente.

Asimismo, la violencia de carácter mafioso se está extendiendo en Nigeria o en Ghana, por citar dos países.

2.- Ligado al fenómeno anterior, los golpes de Estado militares se están convirtiendo en una herramienta habitual para dilucidar quién ejerce, al final, el poder en muchos de esos países.

Capitán Traore, Burkina Faso, 30 de septiembre de 2022.

Sin ser exhaustivo, golpes militares recientes han tenido lugar en Burkina Faso, 23 y 24 de enero de 2022, en Guinea, 5 de septiembre de 2021, en Guinea-Bissau, 1 de febrero de 2022, que fracasó, al que deben sumarse otros ocho intentos de golpes hasta 2022 y numerosos movimientos militares desde 2010, en Mali, 24 de mayo y 18 de agosto de 2020, o en Níger, 30 y 31 de marzo de 2021, que no tuvo éxito.

3.- La criminalidad ha rebotado en toda la región tras la pausa que la COVID19 provocó en este tipo de actividades violentas ilegales.

Los crímenes asociados a negocios fraudulentos están creciendo significativamente.

El tráfico de seres humanos es una de las actividades del crimen organizado más importantes y cuyas consecuencias se pagan en el continente europeo.

África Occidental se ha convertido en el lugar de tránsito preferido por los cárteles de la droga hispanoamericanos en su ruta logística hacia Europa, quienes se amparan en los grupos terroristas yihadistas para asegurar la llegada de sus cargas al norte del continente africano.

Tráfico de droga desde América a través de África.

Los islamistas, por su parte, han encontrado en esta tarea una fuente de ingresos muy apreciada para financiar sus actividades violentas y es, para ellos, relativamente fácil de llevar a cabo, dada la debilidad institucional y la porosidad de las fronteras de los países que deben cruzar con dicha mercancía.

La droga es una pesadilla para los gobiernos de África Occidental porque, además de haberse convertido en un escalón logístico crítico para el modelo de negocio que la produce y la comercializa, el uso y abuso de estas sustancias se está extendiendo a gran velocidad.

Si los países de esta región representan el 30% del total de la población que vive en África, en estos momentos, el 54% de los consumidores y de los adictos a las drogas del continente africano viven en África Occidental.

La Unión Europea (UE), de forma destacada, Francia, dentro de ella, fracasaron en su esfuerzo de años por traer seguridad para los países de África Occidental.

Su arrogancia y su condescendencia han abierto la oportunidad para que Rusia les esté disputando, con éxito, por el momento, el desempeño de esa función.

 

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