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Pugna entre poderes globales por Asia Central

Pugna entre poderes globales por Asia Central
Jorge Cachinero el

Desde la distancia, es fácil llegar a la conclusión, incorrecta, por otra parte, de que Asia Central no es una región tan importante como se suele argüir.

La población agregada de las cinco repúblicas que allí se ubican –Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán-, 75 millones de habitantes, representan menos de la mitad de los ciudadanos de la Federación de Rusia y un dieciochoavo de la China.

El Producto Interior Bruto (PIB) de todos los países de Asia Central alcanza los $290 millardos, es decir, menos que el de la región de Moscú.

Las diferencias en el nivel de vida de esas cinco repúblicas son grandes y, en este rubro, éstas se podrían dividir entre Kazajistán y el resto, que son países en desarrollo y con rentas medias o bajas.

Por último, las rutas de transporte que atraviesan el territorio situado al este del Mar Caspio, siempre tan destacas por su importancia estratégica, podrían ser, llegado el caso, sorteadas por las rutas o bien del Canal de Suez o bien del Mar del Norte.

A pesar de todo ello, las grandes potencias globales pugnan, en la actualidad, por establecer o por extender o por proteger, según sea el caso, su influencia en Asia Central.

Los dos problemas fundamentales de esa región son de carácter natural y tienen su origen en la maldición de la geografía.

Por un lado, Asia Central está alejada de las principales rutas marítimas de Asia, lo que dificulta la logística y el transporte desde las cinco repúblicas de la región, que tienen, por ello, que atravesar siempre terceros países.

Por otra parte, los países de Asia Central son muy dependientes de los recursos acuíferos, lo que tiende a generar numerosos conflictos interestatales entre todos ellos.

Los sistemas políticos de la región sufren, asimismo, de otros retos, que, sin ser tan decisivos como los dos anteriores, son sustanciales y surgen de deficiencias en la gobernanza interna de esas naciones.

Entre todos ellos, destacan:

  • la amenaza que representan las organizaciones radicales y terroristas islamistas,
  • las dificultades que los ejecutivos están encontrando para transferir sin sobresaltos el poder político de las generaciones mayores a las más jóvenes y
  • la incapacidad de los gobiernos al abordar los problemas de las poblaciones rurales y los asociados a la pobreza.
Vídeo de la Unión de la Yihad Islámica del Movimiento Islámico de Uzbekistán, 2009.

Al concluir la Guerra Fría, en 1991, las cinco repúblicas centroasiáticas se encontraron, tras el desmantelamiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en la periferia de los centros del poder mundial.

Esa parte del mundo no atraía el interés de las instituciones financieras internacionales.

Aunque Estado Unidos (EE. UU.) y los países de la actual Unión Europea (UE) promovieron proyectos de transporte y de infraestructuras en la zona durante los años 90, su influencia en la zona era insignificante.

A Occidente no le preocupaban los problemas económicos y sociales de Asia Central.

Por si fuera poco, tras el colapso, en 2021, de la operación estadounidense en Afganistán, el papel de EE. UU. y de la UE en la región centroasiática fue sentenciado a la irrelevancia.

Por el contrario, los países que se han involucrado en el desarrollo económico de Asia Central son China, Corea del Sur, India, Irán, Japón, con ciertas limitaciones, Pakistán, Rusia y Turquía.

No obstante, ninguno ha mostrado, por ello, la ambición de convertirse en el hegemon regional, ni ha establecido condiciones o prerrequisitos previos.

La diplomacia y las relaciones de vecindad, más o menos cercana, son las palancas utilizadas por todas estas potencias.

En el caso específico de China y de Rusia, ambas potencias han desarrollado sus propios conceptos para su interlocución con Asia Central.

El gobierno China publicó, en enero de 2021, un documento, La cooperación internacional al desarrollo en la nueva era, que refleja su filosofía acerca de la cooperación al desarrollo.

1a Cumbre China-Asia Central, Xian, 18-19 mayo de 2023.

En ese informe se subraya que los dos pilares básicos de la política china hacia la cooperación son que:

  • los destinatarios de ésta han de ser los países más pobres y
  • el instrumento principal de la misma es la Iniciativa del Cinturón y de la Ruta (ICyR), la nueva ruta de la seda.

La aplicación de esta política de Pekín hacia Asia Central se conjuga a través de la ICyR, como palanca estratégica, y mediante la selección de Kirguizistán y de Tayikistán como receptores de los paquetes de ayuda directa en el extranjero.

Por su parte, en su concepción hacia Asia Central, Rusia:

  • considera que todas las repúblicas son susceptibles de recibir su ayuda al exterior,
  • ambiciona crear condiciones favorables en la zona para ayudarlas a manejar sus retos globales y regionales y
  • aspira a facilitar su desarrollo económico y social.

De esta forma, Moscú considera que estos tres objetivos se corresponden con los intereses nacionales de Rusia en aquella región.

El riesgo que Asia Central y sus vecinos, inmediatos y mediatos, tienen que resolver es el que les genera EE. UU. con su deseo de utilizar esos países centroasiáticos como terreno para la desestabilización y para la confrontación contra Rusia y contra China.

 

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