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Política exterior de Trump (2/2): Oriente Próximo y Europa

Tel Aviv, noviembre de 2024.
Jorge Cachineroel

NB: Este artículo fue publicado anteriormente en El Economista.

El Economista, 16 de diciembre de 2024, p. 35.

El equipo de política exterior, de defensa y de seguridad del presidente electo Donald J. Trump (DJT) está compuesto por amigos de Israel.

Asimismo, DJT ha situado a Oriente Próximo por delante de Europa en su lista de teatros de operaciones prioritarios para su mandato.

Nadie puede llamarse a sorpresa por esto, a la vista de la política internacional que DJT desarrolló desde 2016 a 2020 y al calor de sus declaraciones públicas durante la campaña electoral de 2024.

Los países árabes moderados de la región se han sentido aliviados por la victoria electoral de DJT.

Mohammed bin Salman (i), Trump (d), Casa Blanca, Washington, D.C., EE. UU., 20 de marzo de 2018.

El presidente de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Mohammad bin Zayed, dejó claro durante la campaña en EE. UU. que su favorito era DJT, el candidato Trump definió al príncipe heredero del Reino de Arabia Saudí, Mohammad bin Salman, como “un amigo” y el presidente Trump calificó, tras 2016, al presidente de Egipto, “mi dictador favorito”.

La relación de DJT con el Estado de Israel es de un compromiso inquebrantable por razones políticas, personales y familiares, religiosas y geopolíticas y su cercanía con el primer ministro israelí, Netanyahu, es muy estrecha.

DJT le dijo a éste “haz lo que tengas que hacer” y le emplazó a que la guerra en Gaza estuviera concluida para cuando jurara su cargo de presidente de los EE. UU., el 20 de enero próximo, durante la conversación telefónica en la que el primer ministro israelí le felicitó por su victoria.

El plan de DJT para la región pasa por recuperar la inercia de los Acuerdos Abraham, que el presidente lanzó en septiembre de 2020, muy especialmente, para que Arabia Saudí e Israel firmen el suyo, que estaba muy avanzado y quedó aplazado tras el ataque terrorista de Hamás al sur y el centro de Israel el 7 de octubre de 2023.

El régimen de Irán ha sido debilitado por Israel, dado el castigo que sus apoderados en el “círculo de fuego”, Hamás y Hizbulá, han recibido en los catorce meses pasados y se encontrará con un DJT que será más severo con Teherán.

DJT no inició ninguna guerra entre 2016 y 2020, algo extraordinario en la historia reciente de EE. UU., aunque no, por ello, recibiera el Premio Nobel de la Paz, con el que, en cambio, sí fue agraciado Barack Obama, su antecesor, sin que aún hoy conozcamos los méritos que éste acumuló para que le fuera otorgado.

Cuesta imaginar que DJT vaya a arruinar ese legado entre 2024 y 2028.

El nuevo gobierno de Irán no debería equivocarse, sin embargo, y olvidarse de que DJT fue el presidente que ejecutó el plan quirúrgico para eliminar a Qasem Soleimani, el máximo dirigente del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán.

DJT siente una alergia patológica por Europa, en general, y por la Unión Europa (UE) y los aliados europeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en particular hacia éstos últimos, a los que considera unos gorrones de la seguridad que EE. UU. lleva facilitando a Europa desde 1945.

Trump.

Las cifras de los gastos en defensa de Europa no ayudan a que DJT sienta respeto por ella.

El equipo de defensa de la campaña de DJT evaluó varias opciones sobre cómo debería abordar la relación con Europa y con la OTAN tras su victoria electoral.

Cuatro escenarios fueron considerados.

El primero prevé la negación del paraguas estadounidense de seguridad a todos aquellos socios de la OTAN que no dediquen más del 2% de su Producto Interior Bruto a sus presupuestos de defensa, algo que sucede en 23 de los 32 miembros de la Alianza.

Los tres restantes vislumbran la reducción de las tropas estadounidenses estacionadas en Europa de 300 mil a 60 mil, el cierre de algunas de las seis bases militares de EE. UU. que están ubicadas en suelo europeo e, incluso, el desmantelamiento de la OTAN.

Los cerebros de los dirigentes europeos se están derritiendo, con algunas excepciones, desde el 5 de noviembre pasado, entre otras razones, porque no saben cómo reaccionar ante un posible acuerdo de DJT con Putin sobre Ucrania y, aún más, ante el temor de que no vayan ni a ser convocados por los estadounidenses para ser partes de ese proceso.

La unidad de Europa está cuestionada y en riesgo, como se pone de manifiesto a diario por las declaraciones y los comportamientos de los responsables de la UE, del Reino Unido, de Francia o de Alemania, si se comparan con los de Hungría o de Eslovaquia, por citar dos ejemplos.

Fico (i), Orban (d), 18 de enero de 2024.

Las divisiones entre europeos son tan significativas que ya no se puede hablar de una relación transatlántica, sino que habría que aceptar la existencia de varias relaciones transatlánticas, dada la fragmentación política de Europa en distintos pedazos.

El panorama será muy complicado para Europa durante los cuatro años próximos debido a las decisiones que el gobierno de DJT tomará sobre comercio, aranceles y acceso al mercado estadounidense para las compañías europeas.

DJT aprovechará el desenganche de Europa para virar sus energías y su atención hacia Asia.

 

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