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Blogs De puertas adentro por Juanjo Bueno del Amo

Del balconing al terraconing

La arriesgada moda de las piscinas hinchables

Juanjo Bueno del Amo el

Este verano será bien distinto. Pasaremos del absurdo fenómeno del balconing que algunos turistas practicaban lanzándose desde el balcón a la piscina del hotel, a otro fenómeno que, salvando las distancias, se está convirtiendo en otro arriesgado hit veraniego: el terraconing o la moda por colocar piscinas hinchables en las terrazas.

Ante la incertidumbre de poder disfrutar de las piscinas públicas y comunitarias, muchas familias se han lanzado a comprar piscinas portátiles para instalarlas en sus terrazas. Una práctica que puede crear serios problemas al resto de los vecinos, sobre todo de las viviendas inferiores, si no se tienen en cuenta una serie de factores como son la carga y el cálculo del forjado sobre el que se apoya la instalación.

Y es que los forjados de las terrazas solo pueden soportar un peso determinado. En este sentido, “los edificios están diseñados para aguantar 200 kilos por cada metro cuadrado, que se alcanzan en una piscina en cuanto supera los 20 centímetros de agua del suelo”, explican desde el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) en este vídeo.

Para hacernos una idea, las piscinas para adultos normalmente tienen alturas de entre 70 y 80 centímetros, lo que significaría cargar el forjado con 700-800 kilos de peso, algo para lo que el edificio no está diseñado.

Sobrecargar este espacio puede generar una serie de riesgos: desde la aparición de fisuras hasta que la propia estructura se vea resentida y pueda perder resistencia con el tiempo. “Incluso, en casos muy puntuales, aunque no sería la primera vez que ocurre, puede haber desprendimientos o derrumbes que pongan en peligro la integridad física de los vecinos”, advierte Juan López-Asiaín, responsable del Gabinete Técnico del CGATE.

Piscina hinchable. Pixabay

Hace unos días, los vecinos de una finca de un barrio norte de Madrid vieron cómo varias viviendas resultaron afectadas por una piscina portátil que estaba desbordada de agua y con el grifo abierto. “Llamamos varias veces a la vivienda para pedir que cortasen el agua, pero al no tener respuesta –los propietarios estaban durmiendo- no nos quedó más remedio que saltar a la terraza desde otro elemento común, cerrar el grifo y ponernos a achicar agua”, cuenta uno de los vecinos afectados.

Como consecuencia de esta negligencia, además de los daños ocasionados en cuatro o cinco pisos, se vieron afectadas zonas comunes del edificio. Y aunque no ha habido ninguna denuncia de por medio, sino únicamente una advertencia y la petición de retirada de la piscina, “seguramente el propietario deberá responder con su seguro privado”, explica el administrador de la finca.

A este respecto, el Colegio de Administradores de Fincas de Madrid (CAFMadrid) aconseja que antes de instalar una piscina de estas características, el propietario encargue un estudio firmado por un técnico competente, en el que se garantice la correcta instalación. También sería muy aconsejable contratar un seguro de responsabilidad civil que cubra posibles accidentes o daños, recomiendan.

 

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