Coque Malla ha respondido a VOX después de que la formación hiciera uso en Vistalegre de su éxito “No puedo vivir sin ti”. La respuesta ha tenido sorna, altura moral, denuncia y su poquito de incomprensión. Lo que se espera de alguien como Coque Malla hablando de un partido como VOX. Este tipo de opciones políticas se enfrentan a un problema musical muy grande: nadie quiere sonar en sus mítines. Ya le pasó a Trump con Keith Richards y los Rolling Stones (este es un poco el juego de proporciones en el que nos movemos).
Reconociendo el problema de VOX, hay que decir que su elección fue un error. Mal empieza. No se puede ir contra el establishment y poner “No puedo vivir sin ti”. Fue utilizada en un anuncio de Ikea, si no recuerdo mal, y cualquiera que haya salido a algún pub medio normal sabe que sirve para ceremonias de abrazafarolismo muy grandes.
No puedo vivir sin ti es pegadiza, tierna y diría que un poco cursi. Es una gran canción, supongo, pero invoca también un cierto pijerío, un despendole melódico como el de las señoras que salían bailando con Rajoy en las bodas.
VOX no tiene que recurrir necesariamente un pasodoble o una de Manolo Escobar, pero no se puede ir contra el establishment con esos presupuestos. Citando la propia canción: no hay manera. Esto ya hace pensar que VOX pueda quedarse solo en una manita de pintura. Musicalmente, en el fondo del alma musical (donde hay mucha verdad de lo que es uno), a VOX le sale Coque Malla.
Había muchas cosas por probar. Perreo, seducción barriobajera, guitarra carabanchelera (si se deja), electrolatino, cantaditos, copla, Francisco, rebeldes ochenteros, vibrantes do de pechos zarzueleros, pero Coque Malla no, Coque Malla es lo que había. ¡Dónde van con Coque Malla!
Por Coque Malla asoma seguro la eterna derechona rubia metomentoda, ¡cogollito jugando a la Nación!
Musicalmente, al menos, esta derecha es la misma derecha de siempre y si hubiera un gran congreso de derechas españolas se entenderían perfectamente.