Fue muy disfrutable la elegancia con la que Alaska eludió las preguntas de Broncano («La Resistencia») cuando el presentador quiso hacer bromas a costa de Miguel Bosé, decaído del olimpo progresista por «conspiranoico». Alaska rehusó participar en la lapidación como hace un tiempo defendió a Jiménez Losantos de las insinuaciones de Risto Mejide, metido a inquisidor de lo correcto.
Alaska es un personaje importante en la conversación española. De pocas personas puede decirse que hayan sido capaces de salir, a la vez, en el Diez Minutos, la Rockdelux, un fanzine underground, Canal Plus, Tómbola o Esradio. Alaska tiene la ubicuidad de un centrista sin el oportunismo «moderao» del centrista. Su ubicuidad deriva de haber estado en muchos sitios, de haber cazado todas las tendencias cuando aquí se cazaban como mucho corzos.
Por eso, Alaska aún tiene la autoridad de eludir ciertos temas sin sin ser enviada al ostracismo. ¿Cómo hacerlo con ella? Para empezar es mujer, pero no estéticamente de derechas; es «gay friendly» antes de que existiera el concepto, y ha sido especialmente partidaria del mundo trans. Cuando los Javis eran bebés (aunque seguramente geniales y creativos) ella ya hacía una portada transexual luciendo «tesorito». Tampoco pueden acusarla de Cruella de Vil, de crueldad peletera, ni taurina.
En todos los asuntos que ahora definen la ideología pimpante y las razones para ser tachado de «facha», Alaska estuvo antes, mucho antes. Además, como protagonista de La Movida fue bautizada de niña en la marmita de la modernidad original, fuente en la que se baña la cultura oficial española.
Aunque lo intenten (que se nota que lo intentan), nadie puede ponerle un pero. Si cierta izquierda va de ser «moderno», a moderna no le gana nadie; es la Nati Mistral de la modernez y es imposible que puedan acusarla de homófoba, xenófoba, machista o tránsfoba, los motivos por los que se entra ahora en la muerte civil. Por eso ella misma es una frontera, un termómetro de la pluralidad. El día en que no pueda «rehusar» o no la saquen, podremos decir que la cosa está definitivamente en chino mandarín.
(Publicado en Abc el 24-11-20)
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