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Blogs Madre no hay más que una por Gema Lendoiro

Para el desconsuelo del llanto, el amparo de un abrazo

Gema Lendoiro el

Hasta hace poco uno decía…por estos mundos de Dios…ahora se dice: Por estos muros de facebook se encuentra…Y, efectivamente, los muros y lugares de las redes sociales son una ventana a miles de mundos. El caso es que ayer caí en la cuenta de esta foto en mi muro:

    “Yo no dejaría jamás llorar a mi hijo. Ni a mi esposa, ni a mis padres ni a mis amigos. 

Cuando una persona a la que quiero llora, voy a ver qué le pasa e intento consolarla”

CARLOS GONZÁLEZ, Pediatra.

¿Hace falta explicar esto? Bien, parece que sí. ¿Qué pensarían de un hombre que ve llorar a su esposa de forma desconsolada y sin amparo y sigue viendo la tele o a lo suyo sin reaccionar, sin apoyarla? Yo no sé lo que pensaría usted pero yo sí: que ese hombre no la quiere bien por lo tanto no se merece que ella siga a su lado.

Las mujeres, los hombres, los adultos, tenemos la capacidad de elegir con quien queremos compartir nuestras vidas. Sin embargo los niños, no. Un niño de 3 años que llora desconsoladamente y no es atendido por su madre/padre es un niño que sufre hasta lo indecible. Sí, puede ser una tontería por lo que él llora…pero es una tontería para los ojos del adulto, no para los ojos del niño, no para su mundo, no para sus recursos emocionales.

Acompañar a los hijos, abrazarlos, decirles que estamos con ellos, sentarnos a su lado para intentar saber qué les pasa, cómo se sienten,

hablar desde la calma, desde el amor infinito. Nunca, nunca, jamás, dejarlo solo en su habitación llorando. Jamás, jamás, decir, hasta que no te calmes no hablo contigo porque eso supone un nivel de estrés tan grande para ellos, supone tal ejercicio de sobreactuación, que se colapsan. Primero calmar, después ayudar a recomponer, abrazar, besar y después, preguntar qué ha pasado. Intentar los dos solucionarlo.

Cuando eres niño y te pasa eso creces sabiendo que eres importante para alguien. Eso te hace fuerte. Si de lo contrario, día tras día, tus padres no te atienden, no te consuelan, te exigen que primero te calmes y tú con 4 años no puedes irte a tomar un café y a calmarte con tu mejor amigo y desahogarte, entonces entras en un bucle de desasosiego y creces con inseguridades varias.

No dejes llorar a tus hijos. Tu objetivo como padre es que derramen las menos lágrimas posibles. Detesto la idea que nos inculca que llorar nos hace fuertes, que quién te quiere te hará llorar. 

Quien te hace llorar o quien viéndote llorar no te consuela, no está haciendo las cosas bien. ¿Tú quieres ser eso para tu hijo/a? Y no, eso no tiene nada que ver con malcriar. Malcriar es no poner límites, es dejarles que se acuesten a las dos de la mañana porque tú estás demasiado ocupado trabajando y ellos al día siguiente madrugan. Malcriar son cosas graves. Atender al disgusto de tu hijo, por insignificante que te parezca, eso es AMAR.

Y es que nada hay que reconforte más que sentir el abrazo de unos brazos seguros que te dicen que están contigo, que te acompañan, que te guían, que te quieren, que les importan. Y eso, todo el mundo se lo merece de los que de verdad lo aman, tengan la edad que tengan.

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