Salvador Sostres el 21 mar, 2017 El presidente Trump ha dicho que la inmigración no es un derecho sino un privilegio. Es obvio pero está bien recordarlo. No es paternalista. No es humillante. En ninguna parte hay sitio para todos y si nos acogen tendríamos que dar las gracias y no problemas. No tienes derecho a que otros te resuelvan tus problemas, aunque haya personas increíblemente generosas dispuestas a hacerlo. El mundo no te debe nada y la demagogia buenista de la inmigración indiscriminada es el caldo de cultivo de la xenofobia. También los llamados derechos sociales son privilegios y también está bien recordarlo y también sería educado que los que viven de nuestro dinero fueran más agradecidos y menos arrogantes. Las conquistas sociales no existen. Existen los que pagan nóminas, crean riqueza y con sus impuestos subvencionan tantas vidas ajenas de holgazanes, impedidos e incapaces. Los derechos son la propina de los deberes y el día que nos cansemos de pagar, por muchos derechos que creáis tener, os moriréis de hambre si no os ponéis a trabajar con dedicación y eficacia. La inmigración es un privilegio, como vivir del dinero de los demás. La izquierda de nuestra era es una multitud que nos insulta mientras le pagamos la fiesta. Estaría bien que en los colegios públicos se enseñara algo más que resentimiento y se explicara que es necesario el esfuerzo de muchos empresarios para que tu escuela y tu hospital puedan salirte gratis. Y que ha llegado la hora de que dejes de quejarte y te pongas a estudiar para poderle devolver a la sociedad algo de lo mucho que hemos hecho por ti. Sólo así podrás ser un ciudadano vertebrado y libre y entender que la libertad es un deber y el agradecimiento una higiene. Y que tienes que devolver con empeño y prosperidad las magníficas oportunidades que te han dado porque vivir consiste en borrar las huellas del pecado original. Pero es más fácil y te aplauden más si llamas fascista a cualquiera que te diga la verdad. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 21 mar, 2017