No podemos parar el mundo. Es infantil y estúpido. Tenemos que ser responsables, tomar medidas de higiene personal, evitar riesgos innecesarios y continuar funcionando con la mayor normalidad posible. El alarmismo es más letal que cualquier gripe. Esta mañana lo he dicho en la tertulia de Herrera y los tontos de Twitter, que son legión, se han levantado de a montón. “Salvador Sostres sabe que si alguien está hospitalizado o muerto, lo que menos le preocupa es el dinero ¿verdad?” decía una de ellas. ¿Cómo que no le preocupa el dinero? ¡Claro que le preocupa el dinero! Mi dinero, por supuesto. El tuyo tal vez no, porque no tienes. Pero mientras mi dinero pague tu sanidad pública, el dinero es lo más importante del mundo, y si yo no gano dinero, tú te mueres. Es así de sencillo.
Coronavirus, gripe A, gripe aviar, ébola con aquel perro, y tendremos más. Cada año una nueva variedad y habrá que aprender a vivir con ello, asumiendo nuestra responsabilidad individual, teniendo cuidado, mejorando nuestros hábitos higiénicos y entendiendo que la gran maquinaria nos necesita a todos para continuar. Serán mucho más graves las consecuencias del amarillismo alarmista, de los países paralizados y la economía destrozada, que las víctimas que se cobre el llamado Covid-19. Es mucho más grave la estupidez que cualquier virus. Este infantilismo es mucho más perjudicial y contagioso. Ahora resulta que el dinero no importa. Tanto bienestar os ha idiotizado. Darle a la gente las cosas gratis no funciona.
Nos estamos haciendo un daño atroz y lo vamos a pagar muy caro. Algunas medidas había que tomarlas, es cierto, pero sin causarnos más daño del que queríamos evitar. La tentación hecatómbica es irrefrenable. No hemos aprendido aún. Tenemos que pasar más hambre.
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