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Blogs French 75 por Salvador Sostres

No ser nadie

Salvador Sostres el

Ken
Comida: 7,5
Servicio: 1 (por presentarse)
Sala: 2 (porque los impuestos los pagan)

Benito Mateo, 53
932032044
08034 Barcelona

El 99 por ciento de los barceloneses no son nadie ni les importa que les traten a palos. Por eso no se puede decir que el restaurante Ken tenga un mal servicio. Tiene un servicio adecuado para su público natural, al que siempre he visto muy conformado con el grosero trato que la casa les dedica y la insufrible peste que te queda incrustada en la ropa: en llegando a casa no tienes otra que ducharte vestido y sin remedio. La servilletas, de papel.

Cuando le dije a la camarera que estaba preparado para pedir, me dijo que tomaría nota por orden de llegada. ¿Orden de llegada? Ni sabía que tal cosa existía. En Via Veneto la única orden es que he llegado.

Sin embargo hay que reconocer que quien esté dispuesto a ser tratado como el ganado que sube al camión para ser sacrificado, tendrá una experiencia gastronómica que sin ser revolucionaria ni siquiera novedosa, resultará agradable y en algunos momentos hasta estimulante. Los maquis Ken, la vieira al vino blanco, el foie en todas sus versiones, o la carne de wagyu asada o en notable hamburguesa son algunos logros de esta cocina honesta, estructurada, que no se mete en líos innecesarios y que tiene el único defecto de la tardanza entre plato y plato cuando el restaurante está lleno, lo que suele suceder frecuentemente, en merecido reconocimiento a su cocina sencilla pero noble y confortable, y en clara demostración de que efectivamente estamos tan acostumbrados a un servicio mediocre, faltón y poco profesional, que nos hemos degradado como clientes hasta el extremo de acabar aceptando el trato con que se nos despacha en este restaurante.

Es sin duda otro detalle indicativo de la cortesía de la casa que los cocineros del teppan, que cocinan delante tuyo, no entienden ni una palabra de español. Tratar de interactuar con ellos es igual de gratificante hacerlo con los productos que están cocinando. ¿Ha hablado usted alguna vez con una vieira? En Ken puede tener la exacta sensación de hacerlo dirigiéndose a cualquiera de los cocineros.

La carta de vinos es pobre y la de sakes hace de llorar. Aunque de todos modos, siendo las camareras tan extremadamente bordes, casi hasta apetece pedir una cerveza para empatar con su ordinariez. Un día hablaremos de esta gente que pide cerveza para comer: es peor que la democracia.

Los mochis no son tan delicados como en Koy Shunka ni tan sublimes como los de Albert Raurich, pero defienden un nivel y pueden ser pedidos sin hacer el ridículo. El precio ronda los 50 euros para las personas normales y los 90 para mis amigos y para mí. Es un precio que no es caro por lo que a cambio te dan de comer, pero que nadie educado en el más mínimo sentido del lujo pagaría para ser tratado como una vaca carnicera y para pasarse el resto del día oliendo a frito como una rata.

Los barceloneses están acostumbrados a no ser nadie y a que les traten como a las ovejas. Por eso votan a Ada Colau de alcaldesa y encuentran caro Via Veneto.

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