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Blogs French 75 por Salvador Sostres

La mano es nuestra

Salvador Sostres el

No hay absolutamente nadie a quien yo no ayudara a levantarse si hubiera caído en mitad de la noche y no pudiera valerse. Le acompañaría al hospital y permanecería hasta que su esposa llegara. No odio a nadie. No me siento violento contra mis enemigos. Con la edad me he vuelto terriblemente práctico. Mido más de lo que medía. Calculo un poco más. Sin embargo aún pienso que algunos artículos tienen que ser escritos. Aún pienso que uno no puede decir que escribe si ante lo que de verdad cree importante, o simplemente le muerde, no deja a un lado sus intereses, y dice lo que tiene que decir, y lo dice dos veces. Yo no sé si he tenido razón todas las veces que me he metido en problemas con mis artículos, pero sé es que siempre he jugado limpio, incluso cuando me he equivocado, y que nunca nada me ha importado más que mi relación con lo que escribo. Ha sido mi manera de no converirme en un cínico.

Los que antes me insultaban ahora me reconocen y al revés. He cambiado de opinión pero siempre he escrito lo mismo. Hay gente que si el que cayera fuera yo me remataría y estos a su modo también son mis lectores, mis clientes y me hace gracia que así sea. No percibo la brutalidad y para mí sólo es un tema.

Yo voy a meter a Pedro Sánchez en la cárcel y a Quim Torra en una residencia para dementes, pero no creo que sea necesario decir palabras más gruesas que las otras, ni obsesionarse, ni perder la sonrisa. Yo voy a meter a este gran fraude que es Pedro Sánchez en la cárcel por tantos motivos que cada vez que se crea cerca de poder salir le caerá otra sentencia por las tantísimas facetas de su criminalidad. Pero mentiría si dijera que le odio, o que odio a Quim Torra. No les negaría el auxilio ni la piedad. Pero necesitan pensar en lo que nos han hecho y unos años de sombra, silencio y soledad serán para ellos redentores y para nosotros balsámicos. No hace falta volvernos locos. Basta con encerrarles, pedir más berberechos y continuar. Odiar es dar las vueltas del perro antes de echarse a descansar. Odiar a un socialista es como si además el perro tuviera sarna.

La derecha tiene que aprender de mí a decir lo que tenga que decir bien escrito, sin encaramarse, sin gritar como las chachas; sin dar las patéticas vueltas caninas. Y filtrar sus humores con más clase, porque si al final hablar de Sánchez te enfurece de tal modo que no puedes cenar tranquilo en la terraza, él te ha ganado y no tiene ningún sentido lo que hagas. Hay que escribir, hay que vivir, hay que saber decir basta en lo que por lo menos para ti es importante, y hay que saber mandar a Pedro Sánchez a la cárcel sin que él pueda transferirte su deprimente odio, con el que siempre va a derrotarte.

Esto la derecha aún no sabe hacerlo y nos llaman fachas por ello. Porque nos tienden la trampa y picamos comportándonos como energúmemos sin que en absoluto sea necesario. Nosotros somos los que ayudaríamos a cualquiera en mitad de la noche y si crees que tú no, eres de los otros. Yo les llamo “la izquierda” pero podría llamarles de cualquier otra manera: por ejemplo, “los que nos encierran”, que es lo único que han sabido hacer desde que en su miseria caída, caída hasta el fondo del infierno, se dieron cuenta de que la mano tendida en la noche sólo podía ser la nuestra y en su rabia ciega prefirieron matarnos antes de que les salváramos. Por esto, exactamente por esto no tiene ningún sentido que les odiemos y el único destino de Pedro Sánchez puede ser acabar entre rejas.

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