Ser un ídolo es casi imposible, por eso hay pocos y por eso son ídolos. La manufactura de Dios es escasa. Nadie está obligado a ser un ídolo pero seremos juzgados en relación a las capacidades con que fuimos ofrendados.
Aguantar la presión es muy difícil, y sostener el decorado en tus brazos. Es más duro cargar con lo que escribes que escribirlo. Hay que ver Eduardo Manostijeras una vez al año. El mundo está preparado para que sigas el cauce. El mundo es propicio a los equilibrios, a las medianías, a los pactos. Los centros de gravedad te atraen al carril central y todo conspira en la Tierra para ordenar el caos en la mediocridad, en la atonía, en la vulgaridad. Sólo uno se inventó los centros comerciales para que miles de millones acudan como ganado. No es deprimente. Es trágico. Como cualquier medida humana.
Sólo los que cumplen con su misión de elegidos hacen avanzar al mundo y tiran de los límites de la Humanidad un poco más allá. Sólo ellos se distinguen del tumulto y nos abren espacios de fe y de luz. Salvo para el amarillismo, no tiene demasiado interés cuando un ídolo se rompe. La debilidad, las adicciones o los sentimientos son una cosa y lo mismo: naturaleza común, sin misterio, y sólo nos interesa la de nuestros afectos. Los ídolos no son: nos sirven mientras dura su destello de luz y su poder contra la gravedad fatal que engulle a la masa.
El talento es lo único que realmente marca la diferencia. La partícula de Dios. La Providencia que no alcanza para todos. Y luego estadio en pie aplaudiendo, el clamor, la reverencia: también esto, y no sólo la decadencia, es sórdido aunque en la gloria no te lo parezca. Lloriquear cuando te rompes es carnaza para cursis y para buitres, pero es muy difícil ser un astro y apagarse en silencio.
El señor Mann escribió que Tadzio tenía los ojos grises como el agua. El señor Visconti dijo de él que cualquier indicio de sexualidad o erotismo sería un grave error. “Tadzio es la belleza pura y quien mira a la belleza pura, mira a la muerte”.
Cualquier ídolo es un ángel de la muerte.
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