Francia ha decidido pagar 20 euros a las embarazadas que dejen de fumar. Es tal el agujero relativista de nuestra época, que seguro algunas madres dejan antes de fumar por los 20 euros que por la salud de sus hijos.
Una madre que fuma embarazada no es que sea una mala madre: es una mala persona que no merece ser madre. Si ni esto puedes aguantarte, cuesta imaginar cómo afrontarás los importantes sacrificios que la maternidad comporta.
Fumar, y cuando digo fumar me refiero a fumar cigarrillos, es de perdedores. Fumar embarazada tendría que ser considerado un delito, como cualquier otra forma de maltrato infantil.
Del mismo modo, fumar delante de los hijos, que los hijos vean que los padres fuman, es otro gran despropósito, en el conocimiento de que los hijos no hacen lo que los padres dicen, sino lo que los padres hacen.
No existe el placer de fumar. Fumar es una adicción, y como todas las adicciones, es de gente débil y extraviada, incapaz de sobreponerse y de alzarse. Fumar es una derrota de la Humanidad, y hay que tener muy pocos escrúpulos para pretender castigar a tus hijos con las consecuencias de tus adicciones.
No todo el mundo está preparado para ser padre, ni para ser madre; no todo el mundo entiende el amor total que en esta etapa de la vida se precisa.
Cada día conocemos noticias que nos confirman que se puede siempre caer más bajo, hasta más bajo que prostituirse. La propina francesa de los 20 euros para que sus embarazadas dejen de fumar, demuestra que hay mujeres que se dejan comprar por mucho menos que las pobres putas.
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