El fútbol serio
Lo único que da dinero son los derechos de televisión y el fútbol moderno, el fútbol serio, no es un deporte en que los equipos rivales se juegan entre ellos los distintos trofeos, sino un espectáculo en que, unidos los grandes clubes, compiten con Disney, con Netflix y con HBO. Barça y Madrid tienen que ser principalísimos aliados en esta estrategia, la única que les asegurará los ingresos que necesitan para hacerse con los grandes jugadores y poder contar con los técnicos, los estadios y las prestaciones que sin duda necesitan para continuar estando entre los mejores. La Superliga, como todo lo nuevo, como todo lo que está mejor pensado, como todo lo que supone un negocio más inteligente y eficaz y rompe con el pasado subsidiario y atrasado, tendrá que enfrentarse a muy severas incomprensiones. Muchos estuvieron en contra de la Liga Nacional cuando sólo existían ligas regionales; y también la Copa de Europa tuvo un gran rechazo previo a su fundación y se dijo que acabaría con la artesanía de este deporte. Es insólito que empresas como Apple o Coca-Cola tengan un aprovechamiento de marca que ronda el 85 por ciento y que Barça, Madrid o Bayern de Múnich apenas alcancen un 20. Tampoco es realista que estos equipos tengan que arriesgar la integridad de sus jugadores en campos de tercera y contra equipos que han de recurrir a la brutalidad para suplir su falta de talento. La invocada “solidaridad” de los equipos menores es una burla a esta palabra. Solidaridad es ayudar a los que pasan hambre, y no fomentar la mediocridad y el estancamiento de los negocios que son prósperos. Los aficionados merecemos un gran espectáculo cada semana, como el que sólo la Superliga puede ofrecernos. Y no es sólo que lo merezcamos, es que si no nos lo ofrecen no vamos a malgastar nuestro dinero. La verdadera épica es que los grandes ganen a los grandes.
Más de fondo, está que en un mundo civilizado, los asuntos importantes son privados y están regidos por criterios empresariales. Las amenazas de la Federación y la UEFA son las propias de los siniestros, ineficientes mamotretos justo antes de caer. En la víspera de derribar el Muro, los berlineses del lado triste durmieron aterrorizados aún por el comunismo, pero al día siguiente su libertad fue irreversible. La Superliga es la creación empresarial frente al atraso colectivista. Llegará la próxima temporada, o a lo sumo la siguiente, y ninguna sanción podrá evitarlo. Todo cae como el Muro ante nuestro esfuerzo por ser prósperos y libres.
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