Salvador Sostres el 01 feb, 2017 Uno de los mitos más cínicos y más falsos de la presunta intelectualidad izquierdista es la figura de Manuel Vázquez Montalbán. A mi siempre me gustaron sus Carvalhos, especialmente Los mares del sur, porque la derecha siempre tenemos una Briongos que nos mata. Siempre me gustaron sus Carvalhos, aunque su primitivismo gastronómico fue otra de sus clamorosas imposturas, porque mientras en sus libros se pretendía un amante de lo barriobajero y de lo guarro, en su vida gastaba su mucho o bastante dinero en altas tiendas gastronómicas en las que tuve el placer -sí, el placer- de conversar con él sobre su izquierdismo mientras le servía productos que claramente excedían el imaginario proletario. He leído creo que en El País que un pobre idiota dice que Vázquez Montalbán le robó a la burguesía el fútbol y la política. La ignorancia no sólo es osada: resulta prodigiosa. Manolo fue siempre un burgués, y vivió y comió como un burgués gracias al negocio que hizo haciéndole creer a los pobrecitos que era uno de los suyos. Todo en el fue burgués, y sobre todo la doble moral de reivindicar el barrio chino de Barcelona y de criticar al entonces alcalde Maragall de desmantelarlo para construir el Puerto Olímpico, el Maremagnum y el Port Vell, cuando él no tenía que soportar la mugre ni las ratas porque vivía en Vallvidrera, en el norte de Barcelona, en una bella torre con vistas a la ciudad. Manolo no le robó nada a la burguesía: vivió la mayor parte de su vida como uno de los nuestros, con nuestras mismas aficiones y con nuestro mismo gusto por el Barça, las mismas mujeres y los mismos restaurantes (o como mínimo los que llegó a comprender). -Hipócrita Manuel, mi semejante, mi hermano! Todo en él fue este fraude, sistemático y es admirable como consiguió que cuajara. Pasó por intelectual siendo un demagogo y de los baratos, vendiendo como pócimas sus ideas que siempre fracasaron. Pasó por paria siendo un burgués y de los que hacen gasto, y pasó por gastrónomo siendo un nuevo rico que tardó veinte años en entender El Bulli, y encima lo entendió mal. La envolvente monumental que es y representa la izquierda, tiene en Manolo Vázquez Montalbán uno de sus símbolos más extraordinarios, tal vez sólo superado en cinismo y cara dura por Enrique Tierno Galván, el más gigantesco monumento español a la mentira. La vida de Manuel Vázquez Montalbán fue un escarnio a su escritura. Fue demasiado cobarde para cambiar de mensaje y demasiado burgués para cambiar de hábitos. En septiembre de 2003, coincidimos en el backstage de un concierto de Raimon y me dijo que con lo que yo escribía, le sorprendía que todavía no me hubieran roto las piernas. Un mes más tarde yo dormía en el hotel Costes de París cuando un mensaje anunciándome su muerte me despertó de madrugada. La izquierda siempre se equivoca en sus pronósticos y la derecha siempre estamos ahí para contarlo. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 01 feb, 2017