Salvador Sostres el 24 jun, 2020 Es de las pocas veces que estoy orgulloso de mi cuerpo. Me ha aguantado fantástico este mes de junio. Me he podido tomar la revancha de la libertad, aunque en realidad me la empecé a tomar a partir de principios mayo. Estoy orgulloso de mi cuerpo, de lo valiente que ha respondido al tirón. He podido con todo, y cuando yo digo “con todo” ustedes no se lo pueden ni imaginar. Las noches tan largas que muchos días he visto clarear. Los días tan intensos que me olvidé de dormir. He celebrado el regreso de todos y cada uno de los restaurantes. He reinaugurado bares, cuchitriles, terrazas. Una noche de las más raras acabé en un bar decorado como si fuera un parque de atracciones con dos amigos y una cachimba y una tan inusitada colección de sudamericanas bailando en la pista que más que una discoteca parecía una redada. Y ahí ha estado mi cuerpo, respondiendo a la idea, saltándose sus pobres limitaciones, la edad que ya tengo, y muchas noches veía caer a mis amigos más jóvenes, mucho más jóvenes, y yo aún tenía fuerza para llegar a casa, ducharme y escribir un artículo sobre las noches del mes junio y la importancia de tener amigos de 20 años, para adquirir su fuerza, para saber lo que piensan, para vampirizarlos y ser el que aún lo gana todo, y no en la nostalgia, sino en el marcador del resultado, que es lo único importante. Ahora voy a retirarme, salvo unos días ibicencos para poder regresar a Nobu, que aún no ha vuelto a abrir en Barcelona ni es probable que lo haga hasta febrero. Pero nunca voy a olvidar este mes de junio en el que cumplí 45 años, la mitad según las últimas estadísticas de esperanza de vida. La mitad y aún la fuerza, el reflejo en cada músculo. He podido con todo, como la conquista de un imperio. También he podido escribir, ser padre, preparar las entrevistas del verano, beber un vaso de agua y pensar en lo que estaba ocurriendo y disfrutarlo. He podido tender mi sábana sobre el mundo y aún me cabía entre las piernas y aún podía poseerlo de un solo movimiento. Estaba la idea, estaba la revancha, la indignación por el encierro. Pero ha sido sobre todo el cuerpo, ha sido físico, duro, tenso, quizá la serie de días y noches más memorable de mi vida, y decir esto es decir bastante. Yo al virus me lo he llevado por delante. Como un hombre. Como un macho. Otros temas Comentarios Salvador Sostres el 24 jun, 2020