Ahora los bastoncillos de las orejas se quieren hacer todos de papel comprimido para evitar el plástico, Muji ha sido el primero, y hay como una superioridad en ello, nosotros somos eco, nosotros no contaminamos, pero el caso es que el papel, por muy comprimido que esté, flaquea cuando se moja, cede, se dobla. Probablemente no haya nada que implique más primitivismo y retraso mental que gozar poniéndose un bastoncillo en cada oreja e irlos moviendo circularmente, sabiendo que si hay cera voy a hundirla, pero me da gusto y hay una industria que lleva tiempo fabricando estos utensilios a tal efecto, y son perfectos y millones de compradores les damos sentido. Sin embargo, ahí están los ecologistas contra toda lógica, contra el mercado, creyendo que son más listos que los demás, demonizando al plástico, y empeorándonos la vida como siempre con sus majaderías, estos infames bastoncillos de papel que no son nada, que no aguantan la mínima presión, que uno ya ni puede hurgarse las orejas tranquilo sin que una vegetariana insatisfecha y yerma se le meta en el agujero a explicarme lo que tengo que hacer, cuando todo lo que ella ha dicho y hecho ha fracasado siempre y a mí me ha ido muy bien.
La Humanidad ha crecido con inventos que nos han ido estilizando. Ilustres genios nos han vendido con gran acierto y anticipación lo que necesitábamos y aún no lo sabíamos. El gran pacto era que sólo incorporábamos lo que era mejor de lo que teníamos. Para ser “nuevo” tenía que ser mejor, sino era una porquería y lo tirábamos a la basura. De un tiempo a esta parte, en nombre de la ideología eco, feminista, igualitarista y demás agujeros negros del hombre, estamos desechando los logros para vivir siguiendo como fanáticos ciegos a lunáticos y a mentirosos. Se nos doblan los bastoncillos, se nos dobla la libertad, se nos dobla hasta la dieta, nos han intentado prohibir hasta el foie.
Me siento agredido por las sectas de dementes que quieren superar sus fracasos haciéndome fracasar a mi también. A esto le llamo resentimiento, y no lo puedo entender, y me pregunto la clase de estropeado bicho humano que hay que ser para preferir el fracaso propio y de los demás en lugar de aceptar que estuviste equivocado, enmendar el error, y tomar entonces mejores decisiones que te ayuden en tu propósito de see feliz; y no esta mala leche de ir a romperme los bastoncillos porque estás triste y nada en tu vida de amargura y guerras perdidas se sostiene en pie como no sea para caer aún de más arriba, y hacernos más daño, que aún es posible.
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