Siempre he querido tener amigos más inteligentes y a poder ser más guapos. Al padrino de mi hija le confiaría mi vida y reconozco en él las virtudes que me gustaría tener: por eso le elegí, porque lo que me hace sentir bien no es bajar el listón sino el esplendor que me ayuda a volar más alto. También visto en Bel, que es mejor que mi cuerpo aunque haya adelgazado. Ésta es la única actitud: no el complejo sino la ambición. La queja e igualar por debajo sólo causan miseria y estragos.
Es pensamiento débil tratar de justificar el error en lugar de consolar al que se equivoca. El paternalismo es mucho más sincero, amoroso y cristiano que la estúpida tiranía de la corrección política. A fin de cuentas caridad significa amor. Seguro que tenéis excusas y hasta causas para justificar vuestro fracaso pero si no nos dejáis trabajar no podremos ayudaros.
La decadencia de nuestra era viene marcada por el miedo que nos da decir el nombre de cada cosa y con tantos eufemismos hemos acabado deformando la propia realidad hasta quebrarla. Hoy cualquier idea o frase es racista, machista o fascista y así los linchamientos están a la orden del día. Nunca tantos matones nos habían acorralado tanto y lo peor es que hemos interiorizado el miedo, su propaganda nos ha doblegado y nos escandalizamos con sus patrañas sin que necesiten ya amenazarnos. Nunca se había atropellado tanto a alguien por decir o escribir lo que piensa y nunca nos habíamos rendido de un modo tan claudicante y general. ¿Ha sido inconsciente? Yo creo que no y que simplemente es más fácil fingir inconsciencia que asumir que es más cómodo vivir sin meterse en problemas.
Es demagogia y de la muy barata hacerse el libre -o el independiente, como ahora se dice- criticando al Gobierno, cuando todo el mundo sabe que darle a la derecha siempre fue un ejercicio de “main stream” total, el más fino y seguro que hay, mientras dejamos que el feminismo, el multiculturalismo, el laicismo y el igualitarismo atroz destruyan lo que queda en pie de La Civilización.
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