Cristina Oria es una de las restauradoras y cocineras más conocidas de Madrid. Licenciada en CUNEF, y con una trayectoria inicial en consultoría, por circunstancias de la vida estudió Le Cordon Bleu reorientando su carrera profesional. Ha fundado un catering y tiene varios restaurantes. El boom llegó cuando su foie ganó el premio al mejor foie en el Madrid Fusión de 2011. Su nombre va asociado al buen gusto y la calidad.
Un día antes de que se decretase el estado de alarma, ella ya decidió cerrar sus restaurantes. “En los primeros días de incertidumbre teníamos la preocupación por lo nuestro. La primera reacción lógicamente es mirar para lo tuyo”. Pero enseguida cambió de chip. “Tienes que mirar más allá, porque la realidad de la crisis está fuera, afectando a todos”. Siguiendo el bombardeo de noticias, le llamó la atención la construcción urgente del hospital de campaña en las instalaciones de IFEMA. “Comprendí que era el momento de dar un paso al frente. Me puse en contacto con el Ayuntamiento de Madrid para poner a su disposición toda la logística del catering: mesas, vajillas o furgonetas”.
Los coordinadores de la operación le solicitaron inicialmente apoyo cocinando para abastecer de picoteo a todos los trabajadores incansables de IFEMA, cientos, entre ejército, soldadores y muchos voluntarios quienes ejecutaban en tiempo récord el montaje de las 1300 camas y los kilómetros de tuberías para la distribución de oxígeno a las estaciones.
Pero en pocos días se ha multiplicado la ayuda exponencialmente. Cristina Oria y su equipo, que también sigue al pie del cañón coordinando la logística desde sus casas, han movilizado a proveedores y a grandes empresas quienes han optado por realizar sus aportaciones a través de ellos y del crowdfunding que han emprendido. “Hemos sido un motor para promover más ayuda”. Está conmovida por la respuesta generosa y eficaz de tantas personas y empresas. Ya llevan 170,000 euros recaudados. Y de aquellos primeros kilos de frutas, sándwiches y ensaladas ahora han pasado además al apoyo logístico en la compra de material urgente y necesario como pulsioxímetros y tensiómetros o carritos de transporte. Les están llegando más peticiones – que contrastan con rigor – y hacia dónde van a seguir canalizando la ayuda “que confiamos sea sostenible en el tiempo”.
Ante una situación tan desconocida y cambiante Cristina Oria, su marido Álvaro Corsini y su equipo están aportando su capacidad de reacción e improvisación al servicio de los que más lo necesitan, eso sí, sin prescindir de su principal sello de identidad, el del cuidado a los detalles. ¡Gracias, Cristina!
Rocío Gayarre
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