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Blogs Que la fuerza te acompañe por Alfonso M. Arce

Pandemia de postureo saludable

Vivimos una época en la que hay que aparentar mucho interés por la salud aunque luego la cuidemos muy poco

Pandemia de postureo saludable
Alfonso M. Arce el

El refranero popular es sabio y hay uno que dice ‘dime de qué presumes y te diré de qué careces’. Hace unos días pude escuchar una conversación fantástica, dos tíos discutían si las propiedades de los frutos rojos eran las mismas que las de los frutos del bosque. Sé que suena a chiste, pero os doy mi palabra de que así era, por supuesto uno de los dos defendía sus argumentos tomándose una magdalena. Yo no tengo conocimientos para saber si son muy diferentes los frutos rojos a los frutos del bosque, realmente tampoco me he planteado mucho la diferencia entre las fresas y las manzanas, por poner otro ejemplo, dado que no creo que pueda obtener grandes resultados con dicho conocimiento. Cada día siento que hay más personas que prestan una atención enorme a fundamentos teóricos que, sin ser mentira, suponen un 1% de todo lo que pueden cambiar en su vida para hacerla más saludable. Es algo así como ponerte a discutir con un colega que si la hipertrofia se alcanza mejor a series de quince o de seis repeticiones y luego ir al gimnasio cuatro veces al mes. Creo que bajo todo este mantra masivo de fórmulas ‘fit’ y postureo en Instagram lo que se esconde es un afán de aparentar y poco más. Se discute por el fruto rojo pero no por los copazos del fin de semana o el cigarrito de los descansos en el trabajo.

Que no falte la foto con mancuernas ‘tonificantes’ y ‘smoothie’ saludable. Si le añades frase inspiradora, te sales.

Hace unos días se liaba una batalla en redes sociales de la que se han hecho eco todos los medios a raíz de una crema de cacao que ha lanzado Carlos Ríos. Me atrevo a asegurar que el cien por cien de las personas que han discutido sobre el tema, pueden mejorar su sentadilla. Digo el cien por cien porque hasta el atleta más experimentado puede mejorar siempre, pero eso cuesta una barbaridad, buscar la excelencia en un ejercicio es mucho, pero que mucho, más sacrificado que teclear desde tu móvil una teoría concreta sobre el azúcar que tienen los dátiles. Y cuanto más agresiva sea tu postura y más ruido hagas, parece que eres una persona mucho más saludable. Soy de una generación en la que cuando te regalaban una bicicleta te hacían capitán general, era el regalo soñado. Ahora los niños aspiran a un modelo concreto de teléfono móvil. La bici implica movimiento, equilibrio, salir a la calle, luz del sol. El móvil sedentarismo, miopía en pocos años, acceso a contenidos de cuestionable valor educativo. Pues los mismos padres que compran sin mucho problema el móvil a sus hijos e hijas montan un lío enorme porque el menú del cole es nutricionalmente imperfecto y ojo, eso está muy bien, pero el mayor problema de tus hijos no es el exceso de croquetas en el comedor, que está claro que no es bueno, sino la falta de actividad física a edades alarmantemente tempranas. Crece y crece el índice de obesidad, especialmente el infantil, a la par que crece la supuesta concienciación general hacia el bienestar y la vida saludable. Algo no encaja.

Ahora te tomas un bizcocho y te preguntan si la receta es ‘fit’, yo últimamente empiezo a responder ‘no, es una mierda pero está que te mueres’, algo que me evita una conversación aburrida sobre carbohidratos y grasas saludables y hace que lo que me estoy comiendo me sepa mejor. Hace un par de meses paré a repostar en un viaje nada apetecible y tome la decisión libre, voluntaria y personal (porque me dio la gana vamos, que la sociedad no tiene la culpa) de comprarme unos bollitos empaquetados que recordaba con gran cariño de esos días en los que podías tomarte dos pizzas familiares con cerveza, no dormir e ir a jugar un partido de fútbol a las diez de la mañana. Bien, vuelvo con los bollitos al coche dispuesto a gozar con mi indiscutiblemente horrorosa elección nada saludable y veo que en el empaquetado pone bien grande ‘ahora sin aceite de palma’. El puñetero bollo había perdido toda su gracia, está infinitamente peor que el de antes y por mucho aceite de palma que le hayan quitado sigue siendo una basura en términos nutricionales ¿De verdad nos quedamos tranquilos por este tipo de medidas puramente cosméticas?

La combinación recetario saludable – diez mil pasos diarios – rutina full body para tonificar, es el territorio perfecto para convertirnos en ‘personas fit de biblioteca’. Un montón de verdades a medias, mezcladas con mentiras como catedrales, a las que les falta cualquier atisbo de sacrificio. Déjate de postres fit, lo siento, por muy fit que sean es mejor una pieza de fruta y el día que te quieras dar un capricho puntual, te vas a la pastelería que más te guste y te compras el pastel más infecto y maravilloso del mundo y te chupas los dedos al acabar, pero al día siguiente déjate de premios gastronómicos y no faltes a tu cita con las sentadillas, los pesos muertos, las dominadas, los presses de hombro o los fondos. Los básicos vamos, que no estamos inventando la pólvora por muchos nombres que le queramos poner. Cuando tu manera de entrenar empiece a demandarte una alimentación que te permita rendir mejor y mantener tus niveles de energía, casi seguro que estarás en el camino adecuado. Esto es muy complicado que ocurra si tu idea de hacer ejercicio es echarle una hora a la elíptica y replicar algunos días sueltos, sin constancia ni método, algún entrenamiento que ves por ahí a algún famoso de quien no sabes absolutamente nada de lo que hace fuera de cámara. No te desgastes con matices que a duras penas van a suponer un cambio en tus resultados, come bien sin pensar en la foto del plato y exígete de igual o mayor manera con el ejercicio físico, ponte en manos de un profesional para hacerlo bien técnicamente e ir aumentando la intensidad con una combinación inteligente de más volumen y/o mayores cargas externas para los ejercicios. Es mucho más difícil que hacer una receta fit, pero infinitamente más efectivo. Que la fuerza te acompañe.

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