El escritor estadounidense Stephen King (Portland, 1947) ha aterrorizado a los lectores durante más de medio siglo. Con más de 60 novelas y 200 cuentos en su haber, al autor de It o El resplandor, se le puede considerar como un rey de la ficción de terror. Un escritor que es una especie de máquina literaria que no da señales de acabarse nunca. Trabajador incansable, es tan prolífica su obra que puede ser complicado saber qué título elegir primero para sumergirse en su universo.
Almuerzo en el café Gotham (Nórdica Libros) puede ser un buen comienzo para ello. Un texto que apareció originalmente en la antología Dark Love de 1995 (editada por Nancy A. Collins , Edward E. Kramer y Martin H. Greenberg). Narra la historia de Steve Davis, un hombre cualquiera que cuando llega a casa un día normal se encuentra una carta de su esposa, Diane, que le dice con tono distante y frío que lo deja, que su intención es la de divorciarse. El abogado de Diane, William Humboldt, llama a Steve con planes de reunirse con los dos para almorzar. Se deciden por el café Gotham y fijan una fecha. La desesperación del protagonista por un cigarrillo -ya que empieza a dejar de fumar en ese momento- y por su ex es casi insoportable, pero nada comparado con los giros y los horrores que le esperan en el moderno restaurante de Manhattan.
Stephen King es un grande de todos los tiempos, posiblemente uno de los novelistas más populares que el mundo haya visto. Y es muy probable que haya inspirado a más personas a comenzar a escribir que cualquier otro escritor vivo. King puede ser considerado como escritor de novelas de terror, pero en realidad, su catálogo está repleto de todos los géneros en prosa que se puedan ocurrir. Hay thrillers, novelas literarias, policíacas, narrativas apocalípticas, fantasía. Quizás el único género que no ha tocado hasta ahora es la comedia, pero la mayor parte de su trabajo presenta momentos que muestran un hábil toque de humor. Está claro que King hace lo que quiere, cuando quiere y cómo quiere.
Almuerzo en el café Gotham es un claro exponente de que lo más aterrador no es necesariamente lo que hay debajo de la cama. Lo que asusta a una persona no necesariamente asustará a otra. Y si bien puede haber momentos en las novelas de terror que avanzan hacia las ideas más convencionales de lo que algunos encuentran aterrador, en su mayor parte, los aspectos verdaderamente aterradores son aquellos que tratan sobre la humanidad misma Yvan aflorando poco a poco.
King logra asustar encontrando lo que realmente preocupa a sus lectores y lo pone en primer plano pensando en lo que supone un golpe o un giro de la historia que podría llevar a la gente a comportarse después de una acción; porque «¿quién puede puede prever esas cosas? Nadie puede predecir las consecuencias últimas de sus actos, y pocos de nosotros lo intentamos. La mayoría hacemos lo que hacemos únicamente para prolongar un momento de placer o detener el dolor. Y aun cuando actuamos por las razones más nobles, el último eslabón de la cadena demasiado a menudo está manchado con la sangre de alguien», escribe King.
King ha escrito algunos libros gigantescos que a menudo tratan sobre cosas gigantescas pero también en el otro extremo ha creado historias cortas ambientadas en su mundo que abarca tantos géneros diferentes de escritura que es vertiginoso. Algunas de las historias más perdurables de King provienen de sus obras más cortas. Almuerzo en el café Gotham es una de ellas. Atrapa un pequeño grupo de personajes en una única ubicación y deja que la historia se desarrolle. La extensión de la historia que está contando debe determinar el tamaño del libro. No importa si son cuarenta mil palabras o doscientas, King no desperdicia una sola palabra.
Es un escritor que entiende que una historia debe comenzar antes de que se cuente. Es un maestro en comprender exactamente por qué cada historia se cuenta de la forma en que se cuenta. Claro, puede disfrazarlo como algo simple: la historia encuentra la voz que necesita, o viceversa.
Además la edición del relato realizada por Nórdica Libros viene acompañada con el siempre magnífico valor añadido de Javier Olivares, que ilustra y da forma visual a uno de los mejores relatos de Stephen King.
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