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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Larga vida a The New Yorker

Larga vida a The New Yorker
Pablo Delgado el

El 23 de febrero del presente año, The New Yorker celebra sus 90 años de existencia la revista semanal publica críticas, ensayos, reportajes de investigación y ficción aunque se concentra preferentemente en la vida social de Nueva York. No se cumplen esos años todos los días por lo que el hecho hay que celebrarlo ya que en los tiempos en los que estamos, una publicación de dichas características siga sobreviviendo es magnífico, aunque en Estados Unidos no lo parezca hay más cultura de la que parece y estos productos, ya solo por su historia y trayectoria pueden subsistir de forma continuada.

Lo celebran a través de diversas portadas que han encargado a reconocidos ilustradores haciendo referencia a su mayor icono el «Eustace Tilley» creado por Rea Irvin en la primera portada de The New Yorker.

Yo soy un enamorado de esta publicación, la calidad de sus textos y sobre todo de sus portadas son para tenerla casi en un pedestal o incluso empapelar las paredes de sus portadas y sus viñetas. Estas las podemos leer en varias recopilaciones editadas a través de Libros del Asteroide, y con diseño de la colección del diseñador Enric Jardí. Desde 2013 empezaron con una selección, realizada por el dibujante y editor de viñetas de la revista, Robert Mankoff que incluye obras de un centenar de artistas, empezando con El dinero en The New Yorker,  esta obra está formada por más de cuatrocientas viñetas aparecidas en la mítica publicación norteamericana a lo largo de los últimos ochenta y cinco años. Ofrece también un panorama de las cuestiones económicas que han preocupado al hombre occidental en el último siglo; por asombroso que parezca, las tribulaciones económicas que tenemos hoy son muy parecidas a las que tenían nuestros abuelos. También está la siguiente publicación en 2014 con La oficina en The New Yorker, un formidable retrato social que muestra temas y situaciones que a todos nos son familiares: el horror del lunes por la mañana, la importancia de las apariencias, las reuniones que se eternizan, la adicción al trabajo… nada escapa a la mordacidad de estos maestros del humor. Y finalmente a finales de 2014 publican Los libros en The New Yorker que recoge casi doscientas viñetas sobre el mundo de los libros publicadas.

Sus hilarantes viñetas nos van conduciendo por las figuras que forman parte del mundo de los libros, autores, libreros, editores, agentes literarios y, sobre todo, lectores se sentirán reflejados en estas viñetas que son pequeñas joyas no solo ilustradas sino tan bien acompañadas con las frases, impresiones y pensamientos que rezuman un humor inteligente sin caer en la descalificación y aportando visiones diferentes de los tipos de agentes que forman parte del sector. Entre ellas nos podemos encontrar como esta de Robert Mankoff refiriéndose a los escritores “Mira y no te lo digo porque seas mi marido, es malísimo” o esta otra de John M Price “¡Dios mio! Lo he matado” y se ve a un escritor tan sorprendido de lo que había escrito, es genial.

Luego está esa figura del editor, tan odiada y la vez tan querida dentro de los libros. Lo mal que lo pasan algunos o lo bien que se lo pasan a la hora de desechar los manuscritos de los escritores. Frases inteligentes que en su mayoría pueden ser hirientes para el pobre escritor que está empezando y que se encuentra ante un editor sin escrúpulos,  el sofisticado super culto o el editor comercial que edita todo, “Su libro es un asco: queremos publicarlo” de Peter Steiner; “Es una buenísima novela negra, pero nos preguntábamos si podrías volverla sueca” de David Sipress.

Continuando con el oficio de librero, esa persona que siempre tiene una recomendación que hacerte o que te consigue la edición descatalogada de hace unos años de ese libro que siempre as querido leer pero que se te pasó comprarlo, esa figura que por desgracia está desapareciendo y que solo se están que dando muy poquitos en detrimento de lo que viene pasando hace varios años con la proliferación de los grandes almacenes , de las grandes cadenas de librerías que dependiendo dónde acudas te atenderán de una forma mejor o peor y de las recomendaciones ya ni te cuento, olvídate de ese libro que no esté entre los 10 más vendidos. Una viñeta que podría resumir todo esto es la de Michael Maslin, “Tenemos el calendario del libro, libretas del libro, el audiolibro, el DVD de la película basada en el libro, pero no tenemos el libro” o la de Danny Shanahan “No la tenemos pero puedo hacer que lo escriban”.

Y finalmente está el lector, que sin el todo esto no seria posible y como dice en su viñeta otra vez Peter Steiner y resume absolutamente todo el niño con un libro en sus piernas que le pregunta a su padre que está viendo la televisión “¿Papá, sabes leer?”.

Los libros en The New Yorker // Traducido por: Miguel Aguayo // Libros del Asteroide

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