El operador de radio es un hombre aparentemente sencillo de nombre común en Alemania, un nombre al que le han ido pareciendo varios alias, en Estados Unidos «Joe» o en Sudamérica «José», pero el que realmente es y ha sido desde el principio es el nombre de Josef.
Josef Klein -en la vida real- era hermano del abuelo de la autora de este magnífico libro llamado El operador de radio (Salamandra) de Ulla Lenze (Mönchengladbach, 1973). Cuenta la historia de un radioaficionado que dondequiera que le llevara el destino, era un hombrecillo de Neuss, de apenas 1,63 metros de altura, que suele pasar desapercibido, un hombre común. Y eso era todo lo que realmente quería ser el apasionado radioaficionado: una voz invisible en el ruido de las frecuencias, un receptor pasivo del mundo, no un emisor activo.
Ulla Lenze presenta esta poderosa novela publicada hace varios meses, sobre los alemanes en Estados Unidos. La historia sobre la vida de un emigrante que se encuentra en el punto de mira de las potencias mundiales en Nueva York. Una historia que arroja luz sobre las actividades de espionaje del régimen nazi en Estados Unidos y narra los enredos políticos lejos de su casa natal.
En 1925, cuando Alemania se hunde en una crisis económica, y antes de que los estadounidenses entrasen en guerra, las calles de Nueva York bullían. Josef Klein quiere emigrar a Estados Unidos con su hermano Carl, a la tierra de las oportunidades, para empezar una existencia libre de penurias y angustias producidas por la posguerra. Pero como Carl pierde un ojo en un accidente laboral, Josef parte solo hacia el país del otro lado del océano. Un país en el que le gustaría desaparecer y empezar de nuevo. Un país, sin embargo, que no se lo pone nada fácil. Josef consigue mantenerse a flote con trabajos esporádicos, pero le cuesta conectar con su entorno. El único placer del joven es la radio que se ha fabricado él mismo en su pequeño piso de Harlem, su puerta al mundo, un mundo en el que el rango y el nombre no juegan ningún papel. Su receptor le acerca voces que le son negadas en la gran ciudad.
Después de construir su primera radio conoce a Lauren a través de las ondas, una joven activista que se siente muy atraída por el tranquilo alemán. Juntos disfrutan de la radioafición, un servicio de radiocomunicación que tiene por objeto la instrucción individual, la intercomunicación y los estudios técnicos, con carácter exclusivamente personal y sin ánimo de lucro. Ambos disfrutan de ese amplio espacio del espectro radioeléctrico, que utilizan para comunicarse entre sí en todo el mundo, con lo que aprenden a conocerse mejor y, aunque raramente llegan a verse cara a cara, en este caso al saber que son de la misma ciudad ocurre, cultivan una amistad que se renueva constantemente y que, a veces, dura toda una vida.
Pero la coyuntura política y social lleva hacia unos caminos no buscados. Los grupos antisemitas y racistas se disputaban la simpatía de las masas en Nueva York, los nacionalistas alemanes celebraban a un Hitler como el hombre del momento. El emigrante alemán Josef Klein vive relativamente ajeno a todo esto; su mundo son las multiculturales calles de Harlem y su gran pasión, la radio. Pero las habilidades técnicas de Josef como operador de radio atraen la atención no solo de Lauren sino también de hombres influyentes, y antes de que pueda interpretar correctamente lo que está ocurriendo, Josef ya es una pequeña pieza de la red de espionaje de la Abwehr alemana. Un fatídico camino que lleva a Josef años más tarde a volver con la familia de su hermano en Neuss (Alemania). Una familia que ha vivido desde dentro el ascenso y la caída de los nazis.
Lenze cuenta la historia desde distintos periodos de tiempo. En 1939 en Nueva York, mientras crece la desconfianza hacia todo hablante de alemán, ya que durante la época nazi, más de 10.000 alemanes o estadounidenses de ascendencia alemana fueron clasificados como «extranjeros enemigos» e internados temporalmente en Estados Unidos. En 1949 en Neuss, cuando es deportado a casa tras años en campos de internamiento americanos, al estrecho piso de su hermano Carl, donde planea su ilegal viaje de regreso a América, y en 1953 en Costa Rica, cansado tras un largo viaje que nunca le llevó a donde le atrajo la esperanza.
La autora alemana muestra a un hombre atrapado en la vorágine de la historia. De cómo los hilos venenosos de los servicios secretos se extienden de continente en continente, de cómo los sueños de gran potencia de los pueblos que se consideran de raza superior llegan a interpretar el declive del Reich alemán como una simple escala en el camino hacia la dominación del mundo y de cómo los ex nazis en la Argentina de Perón intentan reagruparse después de la guerra.
Josef habría preferido ser simplemente una persona que respira, come, duerme, trabaja, y que a veces flirtea con mujeres. Simplemente ser. Pero se da cuenta de que eso es difícil, más aún en la experiencia transformadora de culturas que es Nueva York en el momento. El Josef de la novela, se encuentra atrapado entre el desarraigo y la libertad. Vive con sencillez, incluso sin ataduras, y así consigue salir adelante. Intenta ocultar su acento alemán, porque no quiere ser alemán, sólo quiere ser humano. Parece insistir en su derecho a ser apolítico, lo que no es posible en tiempos políticos. Quizá se podría decir que esto le impide reconocer a tiempo la desastrosa situación.
En definitiva, una historia en la que combina magistralmente la historia familiar y el material histórico, escrita de forma brillante, honesta, emocional y cautivadora sobre un hombre amable que es culpable pero sin serlo y que se embarca en un silencioso viaje en busca de la felicidad.
El operador de radio // Ulla Lenze // Salamandra // Traducido por Carlos Fortea // 2024 // 21 euros
Libros