El polifacético Oscar Tusquets

Todos -sobre todo en nuestra época de estudiantes- hemos pasado a limpio esos apuntes que íbamos tomando a la carrera sobre aquello que exponía el profesor. Este es el principal concepto que podemos tener en lo que llamamos pasar a limpio. Pero también se trata de apuntes personales que hemos podido ir escribiendo a lo alrgo de los años y que en un momento determinado, paramos y los ponemos en orden. Como es el caso del polifacético Oscar Tusquets.

El arquitecto, diseñador, escritor y pintor barcelonés, ha reunido en el libro «Pasando a limpio» (Acabtilado) sus pensamientos, a través de los que plantea algunas de las ideas que lo han acompañado durante buena parte de su vida, dejando así constancia de los interrogantes que persisten al cabo de los años e incluso admite con franqueza sus filias y sus fobias. 

«Hasta que Caspar David Friedrich no pasó a limpio su amor por los paisajes alpinos no los supimos ver.
Hasta que Edward Hopper no pasó a limpio su interés por los suburbios de las ciudades estadounidenses no los valoramos.
Hasta que David Hockney no pasó a limpio su fascinación por las piscinas californianas no nos las tomamos en serio.
Hasta que Antonio López no dedicó siete años en pasar a limpio la Gran Vía madrileña no nos había parecido tan bella.»

Busca hacer comprensible a otras personas varias intuiciones personales, y lo consigue. A través, de una forma sencilla, clara y contundente, comparte sus puntos de vista sobre el arte, las personas, el diseño e incluso su visión particular que tiene sobre el libro como objeto físico. «El libro de papel colocado en una estantería es el objeto más propenso a recoger polvo y el más engorroso de limpiar. El libro en papel es prácticamente imposible de ordenar en una biblioteca».

Tusquets, intercala pensamientos sueltos a modo de aforismos con una selección de citas que van acompañando a capítulos más desarrollados, en donde ofrece una visión más reflexiva y culta, sobre aquello que nos rodea, sobre la creatividad y su fundamento, sobre la arquitectura, sobre el arte y la pintura e incluso sobre la gastronomía llamada de vanguardia.

Podemos disfrutar de su genial apartado sobre «Entender Las Meninas», en dónde ofrece su particular visión y la de otros estudiosos de la magnífica obra de arte de Velázquez. A modo de charla, como si estuviera el propio Tusquets frente al lector hablando con un café delante, arroja definiciones y conceptos luminosos sobre el arte, sobre aquellos pintores a los que admira como Antonio López, Edward Hopper, David Hockney, Velázquez, Salvador Dalí e incluso el diseñador Milton Glaser, sobre el problema de pintar bien lo imaginado, o sus pensamientos respecto a ese arte contemporáneo por parte del público corriente, que «a pesar de que el arte oficial, el que se difunde en escuelas y universidades, el que aparece en televisión, el que se subvenciona con dinero público, es el abstruso arte pretendidamente de vanguardia, parece que el público se resiste a dejarse convencer».

Junto a Lluís Collet, diseñó la mítica colección de la editorial familiar Lumen durante los años 60 llamada Palabra e Imagen. Una colección, hoy mítica, que junto a su hermana Esther, diseñaron libros que rompían la dinámica editorial de la época al establecer un diálogo, sin jerarquía, entre un escritor y un fotógrafo. También en los 70 crearon la colección La sonrisa vertical, también mítica en el sector editorial. Colección que fue dirigida por Luis García Berlanga en la que el diseño sencillo del logotipo, el característico color malva y el título en tipografía cursiva inglesa, la convirtieron en una de las colecciones más reconocibles.

En su carrera como arquitecto tiene en su haber proyectos como la sede de la orquesta filarmónica y plaza de la música en Las Palmas de Gran Canaria, el auditorio Alfredo Kraus, además de viviendas colectivas, equipamientos públicos y culturales, hoteles y restaurantes, ordenamientos urbanos, montajes y escenografías, entre otros. Presentando un tipo de arquitectura racional y funcional, buscando la luz como elemento principal y buscando nuevos usos como apunta el propio Tusquets: «la arquitectura puede hacer una aportación de la máxima trascendencia; me refiero a que puede sugerir, aunque no imponer, nuevas maneras de ser utilizada, nuevos usos, nuevas maneras de vivir. Esta ambiciosa pretensión es propia de jóvenes e ingenuos aventureros, pero, en las contadísimias ocasiones en que llega a buen puerto, hace historia».

Tusquets en su puesta en orden de sus recuerdos e influencias no reescribe ni redibuja, forma un todo coherente, descartando lo superfluo y embelleciendo lo esencial, ajustando sus palabras y pensamientos a las cosas que representan, sintiendo así una profunda satisfacción, como si acabara de probar la existencia del mundo en un diálogo que funciona como mero intercambio de significados y como estructura relaciona en términos de simultaneidad artística.

Pasando a limpio // Osar Tusquets // Acantilado // 2020 // 20 euros