En las novelas policiacas se puede morir de muy diversas formas, pero el veneno era sin duda el arma preferida de William Levine. Un dentista y escritor estadounidense de libros de misterio bajo el seudónimo de Will Levinrew. Nació en Rusia en 1881 y emigró a Estados Unidos de niño donde fue haciendo carrera con su consulta dental. Pero al Dr. Levine lo que le apasionaba era escribir, llegó a ser periodista a tiempo parcial en Newark y fue muy activo políticamente tanto en Nueva Jersey, donde se presentó a las elecciones locales, como en el condado de Pinellas, Florida, donde se trasladó en sus últimos años. En la década de 1930, llamó la atención por impugnar una ley de Nueva Jersey que prohibía a los dentistas anunciar los precios de sus servicios.
Un autor curioso y de oscura biografía que durante la década de 1930 escribió cinco novelas policiacas protagonizadas por el profesor Brierly, en las que los venenos juegan siempre un papel decisivo. Entre ellas destaca El asesino invisible (Siruela). Una novela que nos adentra en lo que pasó tras una cena familiar organizada por el millonario estadounidense Rodney Borger, en la que siete comensales resultaron hospitalizados con síntomas de una supuesta intoxicación alimentaria. Y aunque todos se recuperaron pronto, décadas después, el ya moribundo magnate no había logrado aún quitarse de la cabeza el extraño episodio. Antes de dictar sus últimas voluntades, quiere poder dar respuesta a la pregunta que le atormenta desde entonces: ¿Cuál de los miembros de su familia intentó acabar con él en aquella celebración? Para ello, antes de que el cáncer acabe con Borger, éste requerirá los servicios del profesor Herman Brierly, químico famoso y apasionado de la criminología. Algo a lo que en un principio es reacio el profesor.
Pero tan solo cuarenta y ocho horas después de la lectura del testamento de Borger, los boletines radiofónicos informan de que siete de sus herederos han sido envenenados en distintas ciudades de los estados de Nueva York y Nueva Jersey, y cuatro de ellos han fallecido. Lo más desasosegante es que las víctimas parecen haber sufrido el colapso casi simultáneamente, a pesar de vivir a cientos de kilómetros de distancia unas de otras… ¿Cuál es el verdadero propósito de lo sucedido? ¿Quién es el asesino invisible? Entonces entra en escena el fiscal que le pide ayuda al profesor para desenmarañar este acertijo bañado en venenos y tramas familiares que llegan incluso a la mismísima familia Borgia, muy conocida en el Renacimiento italiano y maestros en el arte de envenenar.
Los más fríos y sofisticados asesinos han echado mano de muy distintas sustancias cuya administración puede ser letal. Entre los mayores envenenadores de la historia brillaron con luz propia los Borgia, originarios de Borja (Zaragoza) y establecidos en Játiva y Gandía (Valencia) antes de que Alfons de Borja i Cavanilles diera el salto al papado de Roma en 1455. No solo eliminaban a quienes representaban un problema o un obstáculo para su clan. A veces, sus comensales eran simples cobayas con los que probaban nuevas mezclas. La forma de administrar el agente tóxico era a través de la comida, muy especiada para camuflar sabores extraños. Borger y Borgia guardan una íntima relación que no voy a revelar, para ello, el lector deberá acercarse a la obra de Levinrew.
Una novela del más puro estilo Pulp de la época de los años 20 y 30, en la que el profesor Brierly abordará el jeroglífico familiar de los crímenes, empleando su sabiduría para que la química de muerte delate al culpable o culpables antes de que los envenenamientos cesen, desde la sospecha, la investigación, la deducción y el establecimiento de las causas mediante el análisis de esos venenos y cómo pudieron ser puestos, Brierly obtiene unas conclusiones finales sorprendentes.
La novela de Levinrew es distinta a la típica trama policiaca, aquí no se encuentra el estereotipo del detective que va detrás de un asesino que va dejando pistas. No, aquí no se ve ni se sabe cuando ni como actúa, solo cuando los efectos del veneno empiezan ha hacer su trabajo, por lo que el lector se ve enganchado a las deducciones y descripciones de los narcóticos que han actuado en la familia con la sorpresa final de saber quién ha podido realizarlo, y sobre todo, cómo lo ha podido hacer. Un clásico que sorprenderá a la lector.
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