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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

El thriller rural

'Bajo tierra seca' de César Pérez Gellida, último ganador del Premio Nadal, nos traslada a esa España rural de principios del siglo XX en la que las desigualdades sociales y el poder de unos cuantos predominaba.

El thriller rural
Pablo Delgado el

Cuando comienza el siglo XX, España es en teoría un país democrático. Desde 1900, si no desde antes, la sociedad española estaba en transformación, con enclaves de modernidad no desdeñables. Pero el comienzo del siglo xx no supuso la apertura definitiva de un nuevo período histórico. El régimen político de la Restauración, construido a partir del regreso al trono de la dinastía borbónica y de la aprobación de la Constitución de 1876, sobrevivió sin grandes cambios hasta 1923.

Así, el nuevo siglo heredaba problemas y conflictos tan importantes como la insuficiente nacionalización del Estado, los límites de la representación política, el peso de instituciones como el Ejército o la Iglesia o la falta de canales legales para la incorporación de las demandas de las clases populares. Sin embargo, a pesar de los problemas apuntados, la historiografía más reciente ha desterrado el mito del fracaso como modelo explicativo. Fracaso de la industrialización, inexistencia de revolución burguesa, ausencia de modernización agraria, arcaísmo del sistema caciquil, desmovilización popular… En realidad, la sociedad española que asistía al Desastre del 98 se mostraba más dinámica, moderna y compleja de lo que hacían ver los propios contemporáneos que con tanto éxito difundieron la imagen tópica de la decadencia y el inmovilismo.

César Pérez Gellida, (Valladolid, 1974) -autor ya de varias novelas- con el título Bajo tierra seca (Destino), que le ha valido el prestigioso galardón del Nadal, une así su nombre a ilustres como Carmen Laforet, Rafael Sánchez Ferlosio, Carmen Martín Gaite, Francisco Umbral, Juan José Millás, Ana María Matute. Con la novela premiada, nos traslada a ese contexto socio político descrito anteriormente, en el que sumerge al lector en un original y trepidante thriller rural al uso.

La acción transcurre en la Extremadura de principios del siglo xx. En ella se desarrolla principalmente los acontecimientos en los que está inmiscuida una mujer llamada Antonia Monterroso, más conocida como la Viuda. Propietaria de una de las mayores haciendas de la región; intenta mantenerla a flote -y sobre todo a ella misma- en un momento en el que la hambruna afecta a las zonas rurales más humildes del país. Pero un incendio destruye todo lo que con tanto empeño había logrado construir y, tras el, desaparece sin dejar rastro.

El teniente de la Guardia Civil, Martín Gallardo, se desplaza hasta el lugar junto con el sargento Pacheco para investigar lo sucedido. Cinco días atrás, la mujer interpuso una denuncia contra Jacinto Padilla, capataz de su finca y antiguo amante, a quien han detenido en la estación de Zafra con una bolsa llena de dinero y joyas. Él asegura que provocó el incendio por orden de Antonia y que la bolsa se la entregó ella porque iban a empezar una nueva vida lejos de allí. Durante el interrogatorio, Padilla confiesa una serie de hechos macabros que provocan un giro radical en una investigación que acabará tiñéndose de sangre. Gallardo, como todos los que viven por la zona, ha oído hablar de la enigmática Viuda, pero lo que todavía no sabe es que se enfrenta a un caso del que no saldrá indemne.

Un thriller que se va inflando e inflando, al más puro estilo de una especie de western rural, cargado de corruptos y corruptelas, en el que en cualquier momento todo saltará por los aires como un polvorín lleno de dinamita. Una novela en la que el autor trata que su lectura sea lo más limpia posible, y más, cuando tiene una complejidad determinada, ya que juega con el tiempo realizando viajes al pasado para ir avanzando en la acción de la narrativa planteada. Y es que hay que contextualizar a nivel político, social y económico siendo el objetivo principal que esa labor no lastra el ritmo de los acontecimientos, para así mantener el suspense durante toda la novela.

«Bajo tierra seca nada bueno germina», frase que aparece en la novela, transmite a la perfección la hostilidad de ese entorno rural, porque no hay posibilidad de desarrollo para las personas que lo viven, porque no hay cambio posible, entonces a los personajes no les queda otra que tirar por la calle de en medio. El cacique que vive literalmente como emperador en su cortijo, personas que responden a un momento de la historia de España, pobreza a raudales, miseria, diferencia social tremenda, la hacienda, el capataz, la justicia, la viuda y, sobre todo, la ambición se van entretejiendo en esta trepidante historia en la que además, el autor propone el objetivo al lector de llegar a entender a Antonia, la viuda, sin juzgarla, conociendo sus actos y sus motivaciones para que así elabore -el lector- su propio juicio, y ver por qué actúa de esa forma tan vil hacia los hombres.

Una novela que genera una atmósfera hostil del medio, de adicciones, de adictos al poder, al opio, al sexo con la viuda, en la que vemos un comportamiento humano que cuando el entorno es hostil hacia el, también le convierte en hostil. Personajes que están destinados a subsistir. Un puzzle literario cargado de buena novela negra en el que las piezas van encajando según avanza la historia para dar como resultado una obra llena de destreza y crudeza en la representación del un mal determinado, acompañado de una pécora de personajes imprescindibles combinados con singular habilidad.
Bajo tierra seca // César Pérez Gellida // Destino // 2024 // 22,90 euros

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