Estamos acostumbrados a ver y a leer al gran ilustrador Paco Roca (1964) realizando sus magníficas obras, principalmente en solitario. El dibujante valenciano nos acerca siempre desde su sutil trazo la vida. Una vida que puede ser actual o una vida pasada recuperando así la memoria de aquellos que ya no están. En El abismo del olvido (Astiberri) se ha juntado con el periodista -también valenciano- Rodrigo Terrasa (1978) para realizar un espléndido e imprescindible cómic. Desde la perspectiva siempre elegante y cuidada en la que se desenvuelve Roca, nos muestran desde esa perspectiva de trazo de línea clara, la historia real de Leoncio y de José, ejemplo de las decenas de miles de españoles que fueron represaliados de forma salvaje tras el final del conflicto civil ocurrido en España de 1936 a 1939.
532 días después del final de la Guerra Civil, José Celda fue fusilado por el régimen franquista junto a otros 11 hombres en la tapia trasera del cementerio de Paterna, en Valencia, y enterrado con ellos en una fosa común. José Celda -Pepe para los amigos- fue asesinado el 14 de septiembre de 1940. Este campesino de 45 años, cuyo cuerpo fue enterrado en una fosa común, fue uno de los miles de represaliados asesinados por el régimen franquista mucho después del final de la guerra civil. Más de siete décadas transcurridas, y tras una larga travesía por el lado oscuro de un país acomplejado por su pasado, Pepica Celda, la hija de José, una anciana ya octogenaria que tenía 8 años cuando mataron a su padre, logró por fin localizar y recuperar sus restos para restaurar su dignidad.
Una batalla personal de Pepica contra el olvido, en la que fue decisivo el papel de Leoncio Badía, un joven maestro republicano que había sido condenado tiempo atrás y que fue «salvado» de la suerte que corrieron muchos como él, para trabajar como sepulturero en el cementerio de su pueblo. Jugándose el pellejo, Leoncio, un hombre obsesionado con el sentido de la vida y el orden del universo, había colaborado durante años y en secreto con las viudas de los represaliados de la guerra para identificar sus cadáveres, darles sepultura de la forma más digna posible, localizar sus fosas y ocultar mensajes entre sus restos, convencido de que algún día alguien podría sacarlos de allí.
La valentía y la bondad de Badía nunca fueron olvidadas por las familias a las que ayudó, pero sus acciones no salieron a la luz hasta hace una década, cuando los arqueólogos que exhumaban las tumbas que él había cavado encontraron esas pequeñas botellas de cristal que habían sido enterradas con los cadáveres organizados de una forma más digna y no amontonados como estaban los de las primeras batidas. Las botellas contenían trozos de papel enrollados con el nombre de la víctima y la fecha de su muerte.
Un cómic que examina las atrocidades y la agonía generacional que infligieron, y siguen infligiendo, a las familias de los muertos. Trata sobre el poder decir adiós y cerrar heridas de forma simbólica sobre aquellas personas que un día fueron a trabajar y ya no volvieron nunca más a sus hogares. Está claro que víctimas las hubo en los dos bandos, atrocidades también, pero lo que todavía no se ha llegado a realizar y completar es ese trato diferencial que tuvieron aquellos que fueron vencidos y se merecen el mismo respeto de aquellos que llegaron a vencer.
La forma, el contenido y la conmovedora sencillez de El abismo del olvido expulsa una gran su fuerza emotiva, a través de las imágenes de las botellitas de Badía, del pelo negro de Pepe Celda volviéndose blanco mientras espera la muerte y de las lágrimas aún negadas de su hija, sus reflexiones digresivas también invitan al lector a considerar la importancia de un entierro digno. Roca y Terrasa enriquecen la historia acudiendo de forma intercalada a la historia clásica en que retoman la Ilíada cuando la furiosa y vengativa negativa de Aquiles a entregar el cuerpo del fallecido Héctor a su afligida familia.
Todo ello contribuye a que se disipe parte de ese ruido político en el que a día de hoy estamos tan inmersos y creo que algo hartos. El cómic ayuda a recordar a la gente de hoy lo que ocurrió, y a los miles de españoles que aún yacen en fosas comunes a la espera de ser reclamados y enterrados de nuevo por sus familias.
La historia, sin embargo, les ha enseñado a no esperar demasiado. «Por ejemplo, en Paterna fusilaron a José Celda y a otras 2.000 personas», dice Terrasa. «No hay ninguna placa ni monumento conmemorativo como en cualquier otro país europeo civilizado. Si vas allí ahora, puede que encuentres un puñado de coronas republicanas ahora podridas que dejó una asociación memorialista, pero el resto es basura y botellas».
Un cómic desgarrador que intenta desentrañar las miserias de un país burocratizado y obsesionado con despreciar parte de su memoria. Un cómic de repercusión internacional que huele a muchos premios para este 2024.
El abismo del olvido // Paco Roca y Rodrigo Terrasa // Astiberri // 2023 // 25 euros
Cómic