Un niño se escapa de casa, y escucha agazapado en el fondo de su escondrijo, los gritos de los hombres que lo buscan. Cuando la partida pasa, lo que queda ante él es una llanura infinita y árida que deberá atravesar si quiere alejarse definitivamente de aquello que le ha hecho huir. Una noche, sus pasos cansados y su estómago hambriento se cruzan con un viejo cabrero al que intenta robar, pero a partir de ese momento, ya nada será igual para ninguno de los dos.
Así comienza esta dramática y dura historia de un niño solo y desamparado que debe luchar ante unos elementos en contra demasiado fuertes para él. No solo por el entorno árido que le rodea, sino por su entorno más cercano, como su padre -entre otros- del que quiere huir a cualquier costa y sin pensar lo que se puede encontrar en dicha huida hacia delante, dejando atrás los miedos y las pesadillas.
“Intemperie” (Planta Cómic) es una magnífica adaptación al cómic del ilustrador Javi Rey de la obra publicada en 2013 por Jesús Carrasco (Seix Barral). Una historia gélida y muy dramática que adentra al lector, con un estilo sin concesiones, en un universo rural de tremenda dureza y violencia en el que los personajes se mueven, rodeados de la sequía y la miseria que acompaña a esa tierra de la que quiere huir el chico. En un tiempo y espacio indefinidos, en el que los valores universales como la amistad, la solidaridad y la compasión prevalecerán entre los dos protagonistas principales.
La secuencia inicial de la obra discurre visualmente y no precisa de textos para su completo entendimiento. Con un empleo magistral de los silencios secuenciados, la narración en imágenes sucesivas sin el apoyo de esos textos busca un cierto efecto dramático de la imagen pura en la planificación de cada secuencia, consiguiendo así una gran fuerza y estructura secuencial, que hace que la narración sea trepidante en todo momento, sin dar descanso al ojo y la mente del lector. Rey consigue en esta adaptación al arte secuencial, una esencia de la expresión del texto de Carrasco que se encuentra en la capacidad narradora de la imagen, y en mayor medida en la de la sucesión de imágenes en secuencia ordenada.
El ser humano es de naturaleza comunicativa, y los elementos para comunicarnos de un modo perdurable son en cierto modo recurrentes. Más antiguo que la escritura es, y puede rastrearse, el afán por contar historias y transmitir mensajes con imágenes. Incluso con imágenes dispuestas en esta secuencia lógica que provoca una gran riqueza formal, con diversos aspectos convenientemente diferenciables. El elemento primordial de la adaptación de “Intemperie” es la estética, la simbiosis que han logrado los textos con el dibujo secuencial es monumental, lo que ha servido para, además de consolidar el carácter narrativo de modo artístico en único, una historia conseguida en sí misma y con grafía de una naturaleza y riqueza de significados dramáticos, que por su empleo en cada página está cargada de expresiones desgarradoras de los personajes y colores cálidos, que transportan a la perfección al lector a esa estética árida.
En “Intemperie” hay una representación del mundo rural español, una representación cargada de emociones, percepciones y sensaciones del paisaje que el autor revela en una evidencia personal cuya exposición al medio rural, al campo, a la inclemencia en una geografía concreta desemboca en su intemperie. Una intemperie que una vez la sufras como lector no te dejará indiferente y el lector recordará cada una de las imágenes dibujadas acompañadas de una narración que revela un marco ideal para enriquecer las propiedades de cada una de los dibujos.
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