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Blogs Fahrenheit 451 por Pablo Delgado

Tiras cómicas para amantes de los libros

Tiras cómicas para amantes de los libros
Pablo Delgado el

Hoy nadie duda del valor tanto artístico como de opinión de la tira cómica, ni tampoco de su influencia en la vanguardia cultural del momento. A lo largo de los años, desde el origen de la prensa escrita hacia finales del siglo XIX tanto en Europa como en Estados Unidos, los periódicos recurrían a diferentes incentivos con el fin de atraer el mayor número de lectores y, por consiguiente, intentar controlar el mercado. A través de sus páginas hemos visto a lo largo de la historia periodística cómo el talento de los historietistas ha ido reconociéndose y observándose con mayor interés desde las últimas décadas del siglo pasado hasta el presente. El paradigma de esa nueva mirada hacia lo que originalmente fue considerado un arte menor lo encontramos en las carreras de los clásicos -entre otros- George Herriman y su Krazy Kat, Winsor McCay y su Little Nemo, James Swinnerton con Little Bear o Quino con Mafalda.

En un mundo abordado por el entretenimiento de masas la continuidad de las creaciones está inevitablemente supeditada a su éxito comercial, y así fue con ellas. Actualmente, por suerte, la figura del dibujante que tiene su espacio en el periódico no ha desaparecido, sí las personas como el reciente fallecimiento del gran Forges, son el único handicap que nos puede dejar un vacío en la página de los diarios.

Pero hay un dibujante, con gran proyección internacional, por el que tengo una especial predilección, por su dibujo minimalista y efectivo, por su sátira cómica, por tener una ironía ácida de la actualidad y principalmente del sector editorial, Tom Gauld. Qué decir de este gran dibujante nacido en 1976 en la localidad de Aberdeen en Escocia. Autor de Un policía en la luna, Goliat y ahora en castellano En la cocina con Kafka (todos en Salamandra). Este último es una recopilación de sus mejores tiras cómicas publicadas la mayor parte en el periódico The Guardian, aunque unas pocas son encargos de The New Yorker o The New York Times.

Gauld ha creado innumerables tiras para The Guardian en el transcurso de su ilustre carrera. Es un maestro de la condensación de grandes temas que reduce en un recuadro enmarcado, al que traslada al lector de la Tierra a otros universos de los que salen su característico humor británico.

En la cocina con Kafka, es una divertidísima antología cómica, en la que podemos observar temas serios tratados desde la perspectiva de la sátira que le permiten a Gauld mostrar su impresionante conocimiento de la historia, la literatura y la cultura pop. Con un impecable ritmo y estilo visual distintivo que lo diferencian de lejos del resto. Por lo que si eres fanático de la ciencia ficción y la fantasía, o solo de los libros en general, seguro que encuentras muy atractivo el trabajo minimalista, elegante e ingenioso de Tom Gauld en esta recopilación al uso.

En su trabajo se aprecia el amor que profesa a los libros: cada pieza provoca bromas inherentes a las comunidades de la ciencia ficción o la literatura clásica, condenando igualmente el esnobismo literario y a los fanáticos pedantes. Desde su trazo característico en el que la figura simple de fondo negro se convierte en genuina y expresiva, dónde toman vida los libros, existen los robots con total autonomía, las imágenes son esas en la que se puede “leer” lo que está sucediendo dentro de ellas de una manera sencilla, incluso cuando son realmente complejas.

Una de las claves de sus tiras y que las convierte en geniales y únicas -además de su gran dibujo- es aplicar la tecnología moderna a historias más tradicionales. Un truco que usa para tratar de encontrar formas interesantes y divertidas de mirar los temas. Gauld pone algo actual junto con algo del pasado o del futuro, lo que se convierte en una imagen que provoca la sonrisa asegurada del lector, pero ocasionalmente esta técnica arroja comparaciones más reflexivas. En sus dibujos podemos leer entre líneas una crítica a las personas (a veces a los dibujantes satíricos más viejos) que sugieren que en el pasado todos empleabamos nuestro tiempo leyendo buena literatura, pero hoy los jóvenes no hacen más que jugar al Candy Crush, algo que no tiene mucho sentido.

En definitiva, En la cocina con Kafka, es un éxito, y a los hechos me remito, ya que el tiempo que lo he tenido encima de la mesa todo el que ha pasado por ella lo ha leído completo o lo ha ojeado un buen rato despertando sonrisas e incluso fotografiando sus viñetas para uso y disfrute personal o compartido. Por lo que es genial, ocurrente y con mucha guasa que se lee de un tirón. Con su dibujo adictivo y sus chistes que son lo suficientemente abiertos como para que un lector general pueda disfrutarlos sin sentirse excluido, pero también exprime cosas para entretener a las personas que conocen bien ese género u obra de arte en particular y en detalle.

En la cocina con Kafka // Tom Gauld // Traducción: Carlos Mayor Ortega // Salamandra // 18 euros // 2018

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