Un microrrelato, microcuento o minicuento, es una construcción literaria narrativa breve. Un género que se remonta a la tradición oral más antigua y que se relaciona con las adivinanzas, las fábulas, los epitafios, los refranes, los haikus… Como género moderno, se populariza en la literatura en español de primera mitad del siglo xx gracias a las vanguardias y a las revistas que exigían a sus colaboradores textos breves para sus páginas culturales. De esta época destacan las greguerías de Ramón Gómez de la Serna entre otros. En la segunda mitad del xx, pasa de ser un ejercicio de estilo a un género en sí mismo. El cuento ultrabreve es una forma de mezclar corrientes y estilos literarios, para crear textos brevísimos pero que cuenten con los tres principios de toda narración: planteamiento, nudo y desenlace.
Con toda la vorágine de lo breve que nos está alcanzando, con la cultura de las prisas y con un nuevo modelo de lectura que se ha adentrado en nuestras vidas, todo ello provocado por la normalización de internet en nuestra vida, en donde las lecturas que realizamos son rápidas y poco pausadas, buscamos textos breves en los que la inmediatez sea el factor principal, pero hay que tener cuidado, porque debemos también fomentar la lectura pausada y reflexiva. Los dos modelos serán siempre válidos y funcionan muy bien por separado empleándolos en el momento justo y con el soporte adecuado.
Actualmente tenemos soportes como Twitter, Facebook, que nos han abierto un mundo de posibilidades comunicativas, además, hay concursos literarios que recompensan lo breve, como ocurre con “Relatos en cadena” de la Cadena SER y la Escuela de Escritores: el desafío de escribir un microrrelato que obliga a decir más con menos en cien palabras.
En papel, Anaya publica “Cuentos mínimos” escrito por Pep Bruno y acompañado por las magníficas ilustraciones de Goyo Rodríguez. Un librito de su colección “sopa de libros” (a partir de 10 años) que está compuesto por cincuenta cuentos mínimos en 140 caracteres, que nacen en Twitter y que hablan de la magia que puede esconderse en lo cotidiano, de personajes de leyenda que llaman a la puerta, de fantasmas que se sientan en su vieja mecedora, de la inocencia de un niño buscando un tesoro, del cariño a los abuelos, de los sueños de los insectos, de mitos, de conversaciones con la muerte, de las ausencias, de las soledades y de extraños superpoderes. Si hay algo que rebosa en las páginas de este libro es la imaginación.
Una exaltación de la fantasía que aparece reforzada en las ilustraciones que acompañan los relatos, tan sugerentes como estos. Un conjunto de dibujos en los que Goyo Rodríguez nos hace traspasar la barrera del mundo real a un mundo repleto de poesía y digo “nos” porque aunque esté dirigido al publico infantil, es un libro que cualquier adulto puede disfrutar con cada página y cada línea de los relatos en los pocos minutos que puede durar la lectura pero lo inmenso que te hacen sentir junto a las ilustraciones que acompañan.
El ilustrador Goyo Rodríguez estudió Bellas Artes en Salamanca, especializándose en Diseño Gráfico, y después de trabajar en empresas de comunicación y publicidad, encontró en la ilustración su auténtica pasión. Actualmente colabora con las principales editoriales del país y diversos organismos públicos. En sus ilustraciones destaca el uso de elementos simbólicos y de metáforas visuales gracias a una gran capacidad de síntesis y su habilidad para expresar ideas complejas por medio de imágenes. Con sus ilustraciones trata de buscar ese punto de sencillez y claridad, aunque comenta que no siempre lo consigue.
El autor Pep Bruno comenzó a contar cuentos de manera profesional en 1994. Cuenta para público adulto, juvenil e infantil, y en estos años ha llevado sus palabras por Iberoamérica, África y Europa, contando en circuitos estables, festivales, maratones, ferias, teatros, bibliotecas, escuelas, etc. También imparte cursos, charlas, conferencias y escribe artículos de opinión, crítica literaria y reflexión sobre el hecho narrativo. Tiene publicados 19 libros de cuentos para todas las edades y ha merecido, por dos de estos libros, sendos premios internacionales de álbumes ilustrados.
El autor invita en la obra al lector a reflexionar sobre su propia existencia en varios de sus relatos. Alguno podrá reconocer sus pensamientos en cualquiera de los cuentos o al menos identificar momentos de su vida especialmente trascendentes o intensos. Quizá al hacer latir el desierto, enfrentándose con la muerte o reconociéndose como un ser único y especial a pesar de sus imperfecciones.
“Fui a la tienda a cambiar la bombilla.
Me garantizaron que la nueva funcionaba correctamente.
Pero sigo sin ideas brillantes”.
Cuentos mínimos / Anaya Infantil y Juvenil / Pep Bruno / Ilustrado por Goyo Rodríguez
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