En otros post de este blog ya nos hemos referido al renacimiento de la Armada Española en la época de Isabel II, tras el tremendo y triple impacto consecutivo de Trafalgar, la invasión napoleónica y la Emancipación Americana, todo ello unido a las discordias civiles subsiguientes y a los revolucionarios cambios que en la tecnología naval supusieron la introducción del vapor, los cascos metálicos y los blindajes, unidos al progreso de la artillería, a los que se sumó un largo etcétera.
Lo cierto es que la renacida Armada cumplió en esa época misiones de lo más variado en todo el planeta, desde las intervenciones en Portugal e Italia, la guerra de África, la lucha contra la piratería en Filipinas, la expedición a la Cochinchina y la toma de posesión efectiva de Guinea, entre tantas otras y que hicieron renacer el prestigio y la presencia mundial de la Armada en toda clase de misiones.
Inesperadamente hubo una que, con objetivos tan pacíficos como de investigación, derivó dolorosamente en un conflicto abierto con naciones hermanas.
Se trataba de “mostrar la bandera” y recuperar el prestigio en la América que hasta pocos decenios antes había sido española, por medio de una “Expedición Científica” a la América más meridional, con el propósito de recuperar la tradición de las grandes expediciones científicas de XVIII, desde las de medición del planeta (que dio origen al sistema métrico decimal) o las de Malaspina y Balmis, por citar las más conocidas, estando centrada ahora en la zoología, geología, botánica y antropología, con un amplio muestrario de expertos, que en su periplo investigador, desde el Plata al Pacífico, han dejado un amplio legado de su trabajo, especialmente en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid.
Como era habitual entonces, y tratándose de una iniciativa del estado, los investigadores embarcaron en dos fragatas de la Armada, las “Resolución” y “Triunfo”, así como dos goletas: “Vencedora” y “Covadonga”.
Pero el viaje que empezó con tan buenos auspicios, terminó complicándose por toda una serie de razones: la fundamental a nuestro juicio fue el impacto de la intervención francesa de Napoleón III en Méjico, imponiendo allí como emperador a Maximiliano, lo que provocó toda una guerra y el temor en toda la América hispana a que la expedición española intentara algo parecido en el hemisferio sur, pese a que notoriamente los españoles, gracias al general D.Juan Prim, se habían desligado de la aventura mejicana.
Ese temor, unido a incidentes que en otro ambiente no hubieran sido de gran importancia y a otras cuestiones, terminó derivando en un conflicto que enfrentó a España con Chile y Perú, fundamentalmente, y que es conocido como “La Campaña del Pacífico”, que desde sus inicios abarcó desde 1862 a 1871 aunque no hubo hostilidades desde 1866 hasta la vuelta a las relaciones normales.
En todo aquel descabellado conflicto la conducta del gobierno y la diplomacia españolas fue tan errática como torpe, agravada por las difíciles comunicaciones de la época, y terminó llevando al desprestigio total del gobierno y de la propia Isabel II, justamente lo contrario de lo que se proponía, y provocó en 1868 la revolución llamada “La Gloriosa” y al destronamiento y exilio de la reina, iniciándose así una convulsa época denominada históricamente como “El Sexenio Democrático”.
Las cosas fueron muy distintas para la Armada, que se había sacrificado en el cumplimiento de su deber, obedeciendo disciplinadamente las órdenes del gobierno o, arriesgando mucho, haciendo caso omiso de las más erróneas e improcedentes, y que entre “barcos y honra”, según frase proverbial, escogió la honra salvando igualmente los barcos y dando un ejemplo de profesionalidad y hasta de contención con un indeseado por fraternal enemigo.
Y todo en buques que no pudieron recalar en un puerto durante años, con falta de provisiones, con dotaciones afectadas por el escorbuto y enfermedades infecciosas, sometidas al clima y a los temporales, faltas de abrigo, etc.
La sociedad española de la época valoró con auténtico entusiasmo la conducta de los marinos, y buena prueba de ello son las sentidas páginas que escribieron literatos como Bécquer, en la prensa, o como Galdós, en su conocido Episodio Nacional “La Vuelta al mundo de la Numancia”, el buque insignia español, en una época en que las principales marinas del mundo estimaban imposible para los nuevos buques acorazados realizar tan ambiciosa travesía, renovando la gloria de Elcano.
La fragata “Numancia” en acuarela de Monleón, Museo Naval de Madrid.
Nombres como Callao, Abtao, Pacífico o Numancia se hicieron habituales en los callejeros de las ciudades españolas, y hasta la misma plaza donde se encuentra el Senado, en Madrid, tomó como homenaje el nombre de “La Marina Española”.
O que se llegara a pensar en el jefe de la escuadra, D. Casto Méndez Núñez, como Regente de España, iniciativa frustrada por su prematura muerte, debida a sus heridas y agotamiento durante la tan larga campaña, o a motivos menos claros. El gran marino mereció los más altos honores a su fallecimiento, incluyendo el homenaje de toda una escuadra de la entonces hegemónica “Royal Navy”, en esos años modélica para todas las demás.
Pero para mejor entender todo lo que pasó en esos cruciales años, hemos creído imprescindible dar a conocer las vidas, trayectorias profesionales y personales, así como otras actividades muy diversas y complejas, desde la ingeniería a la literatura y la política, de cuatro de los protagonistas, cubriendo multitud de aspectos y que recuerdan poderosamente los logros y significación de la “Marina Ilustrada” del siglo anterior.
De arriba a abajo: Casto Méndez Núñez, Juan Bautista Antequera, Miguel Lobo y Malagamba y Claudio Alvargonzález.
Los autores del trabajo son personas especialistas en la materia y en la época: tres marinos distinguidos ya por sus perfiles profesionales y literarios como son José María Blanco Núñez, Marcelino González Fernández y Mariano Juan Ferragut, a los que acompaña el autor de estas líneas, todos ellos académicos de número de la Real Academia de la Mar.
La batalla de El Callao. La increíble historia del renacer de la Armada Española.
Índice
Introducción
Prólogo
Capítulo I. Casto Méndez Núñez.
Capítulo II. Claudio Román Alvargonzález Sánchez.
Capítulo III. Miguel Lobo y Malagamba.
Capitulo IV. Juan Bautista Antequera y Bobadilla.
Los autores
Editorial Sekotia, Colección Biblioteca de la Historia, Córdoba, 2021, 333 pp.
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