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El héroe Español Bernardo de Gálvez ya no “esta solo”. Un justo e histórico homenaje

El héroe Español Bernardo de Gálvez ya no “esta solo”. Un justo e histórico homenaje
Javier Noriega el
“Courage. Honor. Sacrifice”. El lema del destructor de la US NavyMc Faul atracado en el dique de levante del Puerto de Málaga, bien podría servir de titular (palabra por palabra), a la vida y obra del héroe Español Bernardo de Galvez, homenajeado hoy por  Estados Unidos y España en un acto simbólico, emotivo y de un importante significado histórico. El coraje, honor y sacrificio no tienen ni edad ni género. Y Bernardo de Gálvez, como tantos españoles de la época que dibujaron y gobernaron durante siglos el mundo, hizo gala de ello.

El sol brillante en la dársena de nuestra ciudad andaluza, nos hacía recordar como tal día como hoy hace 232 años, se producía la liberación de Panzacola (La Florida) por los Españoles a cargo del teniente general malagueño Bernardo de Gálvez. Por los caprichos que tiene la tinta y la línea del tiempo con el que se escribe la historia y el devenir humano, hoy 8 de Mayo se producía además una importante paradoja. Tal día como hoy, pero en esta ocasión hace casi 500 años, se producía el descubrimiento y la conquista por parte Hernando de Soto, del Mississipi y buena parte del sur de Estados Unidos. Raíces hispanas en la Florida y en Texas. En el nacimiento de estas dos regiones tan características de Estados Unidos, que veían la luz a la modernidad acompañados por acento castellano. La fuerte impronta hispana en sus orígenes fue un hecho. No son pocos los historiadores que nos recuerdan que es mayor el tiempo que en aquellas tierras se ha hablado el castellano que el inglés. El detallado cuadro del capitolio, del que en unos días daremos cuenta en espejo de navegantes de ABC, nos describe claramente como el pendón de Castilla se abría camino por aquellas agrestes y por aquel entonces vírgenes tierras del continente americano. Junto con Cristobal Colón, la figura de Hernando de Soto, estos hispanos, si parece que han tenido el reconocimiento norteamericano. Ambas se conmemoran y escenifican ornamentalmente, mediante óleos y bajorrelieves en su cenefa del anillo de la elipse del corazón y templo de los hombres ilustres de Estados Unidos. En el mismísimo Capitolio Estadounidense. En el hall de la antesala del senado, es el lugar elegido recientemente para que descansase el óleo de Bernardo de Gálvez (que lo hace junto a Einsenhower), sencillamente para honrar su memoria y sus hechos en el nacimiento de la nación norteamericana. Y es precisamente el senado del pueblo Estadounidense el “que manda reconocer, por su lealtad y servicio al pueblo de Norteamérica, y en pos de la liberación del mismo de la opresión británica” la figura de Galvéz. Lo recuerda en voz alta el Presidente de la asociación “Bernardo de Gálvez”, Don Miguel Angel Gálvez, ante un muelle abarrotado por malagueños y turistas, que tienen un pretexto perfecto para sacar sus cámaras de fotos en esta tarde brillante y azul, ante la estampa que se abre ante sus ojos de paseo matutino por uno de los mejores paseos marítimos de los puertos de España. Una guardia de honor de la US Navy y una brigada (la Alfonso XIII) del tercio Don Juan de Austria de la legión Española, en formación en el muelle num 1 del puerto de Málaga eran los principales actores de esta ceremonia y acto de conmemoración, que en esta ocasión se abría a la sociedad civil y al público en general.

“Ya no estarás en soledad, esta parada militar y esta ceremonia la celebramos en su honor… Para transmitir su heróico legado… Para unir pueblos, reconocer herencias comunes y caminar juntos de cara al futuro”, las palabras del general del grupo de las fuerzas ligeras del ejército Español, Don Miguel Martín Bernardi, recuerda a la pluma, y al ritmo  de aquellos militares y marinos ilustrados Españoles que como Jorge Juan o Dionisio Alcalá Galiano entre otros muchos dibujaron el mundo. Y con ese espíritu, a medio camino entre la historia militar, la historia actual y sus connotaciones sociales, va discurriendo el acto. Uno en el que la marina Estadounidense y una unidad militar española de élite, entre tanto ruido y tanta prisa que exigen el día a día de estas administraciones dependientes de los ministerios de defensa de ambas democracias occidentales, han tenido a bien y acertadamente, dejar un hueco entre sus apretadas agendas y hacer justicia histórica al conmemorar ante la sociedad civil a un héroe militar y también civil (no podemos olvidar su importante faceta como gobernador y virrey). A un héroe que es de película, porque con el su “Yo sólo”, como acertadamente de nuevo el general Bernardi recordó, con aquel grito de reclamo a la valentía que pasaría a la historia en plena arenga y ejemplo a sus tropas que debían acompañarle en la casi imposible ofensiva de aquella bahía bien defendida; «El que tenga honor y valor que me siga»Con este recuerdo, que tantas veces he podido escuchar de la voz de historiadores, ahora también de un militar de alta graduación de nuestro ejército, en donde se dejaba bien claro como se las gastaban en el descubrimiento del mundo y de sus tierras nuestros antepasados. “Militares españoles más allá de nuestras fronteras”, anunciaba el general. De héroe felizmente recuperado y de “hecho histórico en su aniversario, de trascendental importancia para la independencia de los Estados Unidos de América” tal y como igualmente recordó en la amable réplica el Capitán de fragata, Michael J. Gunther de la marina Estadounidense. El Commander, el primero de su navío que tenía a bien junto a su guardia, rendir honores a este macharatungo oriundo de ese pequeño pueblo blanco inmerso en los montes de Málaga, y que paradojas del destino, se tomó el mundo por montera y como nos recordaría más tarde el secretario de la asociación, académico de San Telmo e historiador Don Manuel Olmedo Checa;“era responsable con su buen hacer y su inteligencia, de triunfos excepcionales allá donde disponía su talento a disposición de la corona de España”. Como recuerda inevitablemente a esos Alvaro de Bazán o a ese Blas de Lezo, en un tiempo en el que  anatomía geográfica mundial hablaba Español.

Historiadores, militares y periodistas se daban cita en este reconocimiento, dando lugar a conversar y apuntar tal o cual cosa, mientras la bandera de combate del tercio don Juan de Austria, así como la unidad de música y la banda de guerra de la BRILEG y una escuadra de gastadores iban consumiendo la ceremonia. Y a este efecto recordar incluso las concisas palabras de Alfonso Vázquez y Jesus Calero, periodistas, que ya desde el 2006, cuando apenas nadie comunicaba y disponía en valor la figura de Bernardo de Gálvez en los medios de comunicación y en las tintas de los periódicos, ya estabna descifrando y recordando la importancia de este histórico malagueño. De la prosa y las letras a la vocación, y como miembro de la Asociación de Bernardo de Galvéz,  al señor Vázquez, que trata de recuperar su memoria, nuestro conocido periodista se  encontraba incluso en el protocolo del acto a medio camino (estaban prácticamente juntos en ese muelle) , entre la prensa y su lugar como asociado. Le pudo esa vena de redactor, y allí que estuvimos compartiendo, libreta en mano datos históricos, palabras y acontecimientos del pasado.  Y es que en este oficio de periodista, compartíamos palabras sobre el acertado acto, su justicia histórica y también su singularidad excepcional. Especialmente, porque siempre lo sentí así, con un personaje como este que murió completamente sólo, en el anonimato, sin pasar a la historia, retorcido en dolores por su quejosa emfermedad y tan lejos de su tierra. Su significado no se le escapa a tan avezado periodista, sabedor en sus “crónicas de la ciudad”, en su quehacer cotidiano de la impronta que la historia siempre abona, como fértil sustrato, a la sociedad de la que es partícipe de esa historia. Debatir como un hecho del pasado puede estar “vivo” y tener repercusión en la actualidad tiene una especial y mágica singularidad. Máxime en esto de la historia marítima y naútica de nuestro país. Una de las mejores historias que podemos contar y que es a su vez una de las historias más olvidadas y maltratadas. Los galeones, o incluso los cazatesoros y como España, (curiosamente de nuevo junto a Estados Unidos), han hecho valer conjuntamente el valor de este patrimonio sumergido de la humanidad gracias a unos legajos que contienen aún esa historia sumergida. Con nombres, memorias y partes de batalla (como el que el propio capitán Zapiaín realizó con la fragata de la Mercedes ante el ataque a las fragatas Españolas por parte de los ingleses en aquel día de 1805 a la altura del Cabo de Santa María en Portugal y que sirvió precisamente, al recuperar su memoria, rescatar del olvido y sentar las bases jurídicas para la reclamación actual de un buque de estado) que nos permiten reconstruir fielmente el pasado y a día de hoy reclamar con fuerza lo que es nuestro y de la humanidad. Uno de los valores de la historia que bien conocen los arqueólogos y los historiadores que se empeñan, a veces sin mucha atención por las administraciones públicas y la propia sociedad, de su importancia. El caso de Bernardo de Gálvez es un claro y paradigmático ejemplo.

“Hoy es un día grande para la historia de Bernardo de Gálvez. Historia compartida entre España y USA de esta manera que hoy todos hemos podido contemplar en este puerto histórico Español. Un hombre de gran talento y de triunfos excepcionales. Siglos después de su muerte, en la tierra que le vío nacer se desarrolla este homenaje. Hoy se conmemora el triunfo Español en Panzacola, en donde venció España, Estados Unidos y la libertad”.  Con estas palabras,  Manuel Olmedo Checa se disponía el acento a las palabras hasta el momento anunciadas por las diferentes autoridades. Fueron descritas en un aparte, justo después de escuchar el himno “tercios históricos”. De los 25o marinos y marines que transporta el destructor Mc Faul, tuvieron necesariamente que sorprenderse ante voces y letras que se hunden en la historia de una vieja tradición militar, como es la Española, que alberga el honor de tener entre sus filas a  la unidad de Infantería de marina más antigua del mundo. O simplemente, viejos himnos procedentes del nacimiento y expansión de las naciones modernas en los albores del siglo XVI y que por caminos Españoles llevaban al corazón de la vieja Europa, a Flandes o a las tierras de Italia o donde se requiriese con sus famosos tercios. Unidades militares que ahora tan brillantemente nos dibuja Ferrer Dalmau para nuestro recreo y regocijo. Que por ciero, que bien y que impresionante quedaría un Bernardo de Gálvez ilustrado por este magnífico y único “pintor de batallas”.

 

Es lo que otorga la historia y su conocimiento, y ante una nación moderna y civilizada como es la norteamericana esos datos sorprenden. Aunque quizás más sorprendente es observar la sólida relación, de “mutuo futuro” como recordó Bernardi y que empuja a consolidar una relación natural entre territorios, personas, culturas, influencias y que posteriormente en palabras del almirante, Don Fernando García Sánchez, leídas a bordo del destructor Mc Faul; “un privilegio compartir una ceremonia, en la que se conmemora a la figura de un personaje histórico (como es la de Bernardo de Gálvez), reconocido por el Senado de América y que arriesgó su vida por el futuro de otro país, el de los Estados Unidos de América”.

 

Terminaría el acto con palabras de amistad, y curiosamente con el brindis de un vino excepcional. Un “Yo solo”, en homenaje a Bernardo de Gálvez, en donde la bodega Las Meloneras de Ronda, con denominación de origen de los famosos vinos y Sierras de Málaga (mundialmente conocidas por su dulzura y buen sabor) ha sabido rescatar también esta figura y que le debe funcionar muy bien como reclamo, pues es el vino más vendido hasta el momento por su bodega. Que si, que ya sabemos que la zarina de Rusia, allá en el siglo XIX adoraba el vino dulce de Málaga, posiblemente no conocería al “Yo sólo” de Gálvez. Hoy en día no habría excusa. Como tampoco había excusa para comenzar a recordar del pasado esas mejores historias que aún nos quedan por contar, y que incomprensiblemente, no se han contado  por prejuicios completamente alejados del rigor que la ciencia y la historia nos lega. Son sin lugar a dudas tiempos de cambio. La sociedad moderna Española y norteamericana, como posiblemente todas las sociedades, quieren conocer cuales son sus verdaderas raíces culturales. El porqué somos como somos y quienes dieron la vida por la libertad que ahora disfrutamos. Aún así, fue curioso, amante de escuchar historias y puntos de vista, en el transcurso de una hora pude ser testigo de dos testimonios, que a su vez uní inconscientemente a las palabras de Arturo Pérez Reverte pronunciadas en la inauguración de las jornadas “la mejor historia por contar”. Era inevitable, los tres testimonios, que provenían de personas completamente diferentes, coincidían en el mismo aspecto, luego posiblemente contendrán mucho de razón. Y aludían a  todas estas historias de nuestro pasado que se encuentran en el olvido. Reverte comentó, “«hasta que un niño español no sepa quiénes son Gálvez, Jorge Juan o Blas de Lezo, no hay nada que hacer”. Pues bien. Miguel, marino (no se que de clase) del destructor Mc Faul y uno de los responsables de una de las armas antiaéreas Phalanx, amablemente y con un perfecto castellano, (además de dotado de un sentido común) ante la pregunta; ¿sois conscientes en vuestro país, de lo que supuso la ayuda Española a la independencia de Estados Unidos?. A lo que cabalmente me dijo que el si lo conocía, pero que no es lo común en su país, excepto un poco en las zonas del Sur (el vive en norfolk, Virginia). Y que se sentía muy orgulloso de que dos naciones democráticas y desarrolladas en la actualidad caminasen de la mano, mirando al pasado, pero que lo más importante, es que los niños y niñas de su país, como del nuestro, conociesen ambos estas historias y se enseñasen adecudamente en la escuela, se trata de la historia de dos importantes y democráticas naciones. Porque la ignorancia es posiblemente uno de los mayores enemigos de la verdad. Así de claro. Ambos coincidimos en que en ninguna de las aulas de ambos países se enseñaban estas historias, pero que allí al menos la de sus propios héroes si era algo común en las aulas. Aquí el olvido es la principal letra del abecedario. Francisco Cabrera, académico de San Telmo e historiador, concluyó con una rotunda y acertada definición ;“Hasta que no se publiquen libros, que siempre quedan y hasta que las nuevas generaciones y a los niños, no se le enseñe la historia en las escuelas, no habría mucho que hacer”. Bueno. Estos son los primeros pasos. Los primeros pasos de un necesario cambio, ya seas un marino, un historiador o un ciudadano, todos coinciden en una cuestión. Les gusta escuchar historias y ante todo, que sean verídicas. La historia siempre lo es. Bernardo de Galvez lo fué.

 

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