Mientras leía un buen libro de las misiones jesuíticas en Paraguay, café de por medio y en mi atril un típico mapa de las misiones en proceso de trabajo, pensé en cuanto esta Compañía había aportado a la historia de la cartografía. Más de un capítulo. Me situaba mentalmente en la frondosa selva de las cataratas del Iguazú, la interpretación de un oboe invadía mi recuerdo del film La misión y las imágenes de un sacerdote jesuita que utilizando este instrumento logra captar la atención de los indígenas. Un comienzo, la música se transformaría en un medio a través del cual lograrían la aceptación de la prédica de su religión, a través de sus palabras, sus símbolos, su modo de comprender y dotar de sentido al universo y su lectura de los signos de los tiempos.
Decididamente apunte unos cuantos nombres, unos mapas estudiados hace tiempo albergaban historias casi olvidadas (de la Orden, o no) de unos extraordinarios cartógrafos y exploradores.
Siempre pensando que es lo que esconde cada pieza y sentir ese misterio, que es la fuente de todo arte verdadero, de toda verdadera ciencia y aquel que nunca ha conocido esta emoción no posee el Don de encantarse.
Ese misterio quizás llevó a los misioneros a rastrear la geografía trazada por las narrativas de los primitivos conquistadores.
Y así surgió a mediados del siglo XVII otra fuente cartográfica, la de los mapas jesuitas.
Ad maiorem Dei gloriam (“A mayor gloria de Dios”)…
La Compañía de Jesús fue fundada en 1540 por el español Ignacio López de Recalde, nacido en 1491 en el castillo de Loyola, su actividad misionera se extendió a gran parte del mundo. Entre las demás órdenes religiosas, la Orden se distinguió por un especial interés por la enseñanza, como lo demuestra que en 1750 regían 500 colegios y universidades en Europa, 100 en Hispanoamérica y 270 por el resto del mundo. El objetivo principal de las misiones religiosas fue el crear una sociedad con los beneficios y cualidades de la sociedad cristiana europea, pero ausente de los vicios y maldades que la caracterizaban.
De acuerdo a sus nacionalidades, se distribuyeron en las distintas posesiones de las potencias europeas, y algunas ciudades como Madrid, Lisboa, Sevilla, Paris y Viena, además de Roma, funcionaban, a veces simultáneamente, como metrópoli.
Los maestros jesuitas tenían una larga experiencia cartográfica y se sabe que la primera cita de un instrumento náutico se encuentra en los hechos de los apóstoles, “Y hechando la sonda, hallaron veinte brazas”.
Su preparación científico-técnica permitía que sus cartas náuticas y mapas geográficos levantados buscasen la exactitud. Sabían bien que la cartografía es el soporte gráfico de una estructura que gestiona toda la información. En el terreno científico sus integrantes hicieron significativas contribuciones en el campo de la astronomía, cartografía, historia natural, etnografía, botánica y medicina. Y muy pronto comenzarían a realizar el trazado en las regiones de las colonias en América. Recién se autorizó el ingreso de jesuitas a sus colonias en la segunda mitad del siglo XVI. Sus mapas adquieren un modelo típico donde se dibujaban los límites y el territorio localizando sus reducciones en los pueblos indígenas, meandros y cursos de los ríos indicando hasta los detalles del relieve. Trazados in situ, informaciones que durante décadas habían sido fuente de información fueron contrastadas y corregidas.
Le daban forma a aquellos paisajes “inéditos” y dibujaban con arte crítico lo explorado y lo descrito en las fuentes de crónicas anteriores. Para la elaboración de sus mapas contaron con diversos manuscritos, como el de Gonzalo Fernández de Oviedo que fue un explorador y cronista de Indias y administrador español, su obra más famosa fue “Historia General y Natural de las Indias.”
Así como también, el del paraguayo Ruidiaz de Guzman, que en diversas copias manuscritas fue divulgado en el territorio colonial y que fue llevado a Europa recién a inicios del S.XIX por demarcadores de límites, titulado “La Argentina” escrita en 1612. Estos manuscritos contenían información que no se reflejaba en los mapas europeos publicados y con ellos tomaron conocimiento de accidentes geográficos inéditos, al igual que todo tipo de detalles y sucesos. Comienzan a aparecer datos de que en América meridional existían fabulosos lagos, cuyos márgenes eran habitados por indígenas poseedores de plata y oro e información que se iría plasmando en gráficos y dibujos. También utilizaban la información de los indígenas sobre los que ejercían su labor misional. Tomaban contacto con estrategia, estudiaban sus costumbres y sus lenguas, convivían con ellos y les hablaban en sus propios idiomas. Un dato muy significativo fue el descubrimiento de la importancia que para ellos tenía la música. Toda esta labor logra crear las misiones o reducciones en la zona. Unas comunidades autosuficientes donde los indios guaraníes eran evangelizados instruidos en las destrezas técnicas y culturales europeas. Además de protegerlos de los tratantes esclavos, pues los problemas con los portugueses que se expandían desde Brasil en busca de esclavos y riquezas por la ausencia de fronteras reales, tenemos aquí una idea del escenario donde se desarrolló la labor evangelizadora.
El trabajo cartográfico jesuita en general fue extraordinario, contaban con sus escuelas de cartografía, cosmografía y náutica. Y otro buen dato es que fueron ellos quienes llevaron la imprenta a América.
Naturalmente tenían una infraestructura dedicada a la protección de sus conocimientos y avances pues toda su información era útil y secreta para la Compañía de Jesús. Este contraespionaje muchas veces es la causa de que nos topemos con documentos imposibles de descifrar, se cuenta que tenían sus secretos para trazar sus cartas náuticas. Y esto me recuerda a “La carta esférica” de Pérez Reverte, concretamente a la nº 12…
En tiempos de Loyola, los reyes católicos europeos observaban la figura del pontífice más como un príncipe soberano que la de un pastor de almas, con lo que la Compañía de Jesús era vista como representantes de un estado dentro de sus dominios ejerciendo influencia cultural y económica y en cierto modo política. Una “empresa” de reconquista bajo el pensamiento ilustrado produciendo nuevas representaciones, piezas que corrigieron errores que durante décadas fueron incorporados a mapas que habían logrado imponerse como guía en los diseños geográficos a través de famosos atlas, los de cartógrafos holandeses como Hondius, janssonius y Blaeu.
Además de mapas franceses, ingleses o españoles de mediados del S.XVII que aportaban datos de sitios que jamás habían explorado y que tenían como fuente principal al cronista, historiador y escritor del Siglo de Oro español, Antonio de Herrera y Tordesillas. Por ejemplo, D’Anville, De Lisle, Bellin, Sanson, Tomás López, Bowen,Cruz Cano, etc.
Un buen ejemplo de esto es el “Mapa de Paraguay o Provincia de Río de la Plata” diseñado por Willem Blaeu (1571-1638), que se basa en los borradores de los misioneros jesuitas y de los primeros exploradores de las tierras guaraníes. El mapa es una de las primeras representaciones que se divulgan a nivel mundial de lo que se concebía como Paraguay; y uno de los primeros en enunciar el término e incluir trazos hidrológicos y grupos indígenas .Está hecho en agua fuerte y es de algodón grueso para soportar los diferentes ácidos arrojados. Es toda una técnica artística.
Algunos de los más importantes cartógrafos del mundo pertenecieron a la Compañía de Jesús. Teniendo en cuenta los lugares donde levantaron cartografía, su trabajo lleva implícito un componente importante de exploración y descubrimiento. Llevaron su carisma por toda Europa pero también emprendieron la acción evangelizadora en Asia, Africa y América. Participaron en diversas exploraciones geográficas en lugares como Amazonia, Baja California, México, Patagonia, los Andes, el desierto del Chaco, los bosques y pampas de la región del Río de la Plata. En América exploraron desde Alaska a la Argentina. Las misiones de los jesuitas en el interior de la América meridional se organizaron a lo largo de los ríos principales y en torno a sus cuencas fluviales, donde estaban asentadas las tribus indígenas que querían evangelizar. En la zona alta de los ríos Paraná y Uruguay, que ellos llamarían Paraguay, se hizo bajo el sistema de reducciones y requirió por parte de la Orden la implantación de una fuerte organización política, administrativa, militar, y comercial basada en el mate y la ganadería.
Desde el punto de vista geográfico, las treinta reducciones (que lograron subsistir, de las cuarenta y ocho fundadas) fueron edificadas a lo largo del curso de tres ríos: el Paraná, el Paraguay y el Uruguay, en una zona inexplorada y dividida en la actualidad entre la Argentina, Brasil y Paraguay. El análisis de la cartografía jesuítica permite establecer relaciones entre sus acciones en el espacio y la organización del territorio durante período colonial.
La información, requerida desde Roma, sobre la cosmografía de tierras lejanas, se enviaba en forma de cartas anualmente a Roma (cartas annuas), y fueron publicadas por primera vez en Francia con el título de Lettres edifiantes et curieuses…Las imágenes verbales que contenían estas relaciones dejaron su huella en la mayoría de los mapas europeos realizados durante el período de trabajo misionero, especialmente en América y Asia.
Los nombres que apunté en mi lista corresponden al “ejército de Loyola.” Sus avances más extraordinarios en el mundo, sentaron precedentes durante todo el período en que la Orden estuvo activa unos 230 años, por supuesto solo os voy a mencionar algunos de ellos, pues la lista no tiene fin, y los he elegido porque creo que son los que le han dado la vuelta a varios mitos geográficos que nos venían con la historia y porque algunos cuentan datos, “de aquellos que encantan”. Ahí van,
– Marquette(Con Louis Jolliet fue el primer francés que recorrió y cartografió el río Misisipi desde el territorio norteño de Nueva Francia),- Kino (Entre 1697 y 1702 realizó muchas expediciones en la región en búsqueda de rutas para llegar a California, lo que hoy conocemos como Baja California. A él se le atribuye haber descubierto que California estaba unida por tierra con el resto del continente.
Fue en 1702, durante su último viaje al Río Colorado, cuando Kino quedó convencido de que había encontrado un camino por tierra para llegar a California; así lo informó a sus superiores, quienes le informaron al rey Felipe V. Aunque los cartógrafos europeos adoptaron la creencia de que California era una isla, mito que no se disipó totalmente hasta 1746 cuando otro jesuita, el padre –Consag, proporcionó una prueba concluyente.)
–Fritz(los mapas de Fritz resultaban muy acertados y fieles a la realidad geográfica de la Amazonia).
– Quiroga (Marino y científico, nacido en 1707 y muerto en 1784. Realizó con Cardiel y Strobel la primera expedición española en 1745-46 por las costas patagónicas. Realizó un mapa de las misiones jesuitas en el Paraguay, Roma, 1749, según el Padre Guillermo Furlong en su publicación -Cartografía jesuítica, 1936-, unas de las más modernas observaciones de latitud hechas en los pueblos de sus misiones. Quiroga es autor, entre otras, de Arte de navegar). Quiroga y Román hicieron importantes descubrimientos geográficos que plasmaron en sus mapas y diarios. Quiroga y Pedro Lozano en su título “Historia de la Conquista del Paraguay, Rio de la Plata y Tucumán”, crearon un mapa que menciona Furlong “como el mapa más perfecto que los jesuitas hicieron en el S XVIII”.
Toda esta información se enviaba a Roma, donde se encuentran muchas de estas piezas.
Con respecto a Asia,- Matteo Ricci evangelizó en China (Un jesuita en el Reino del Dragón) abrió el diálogo entre oriente y occidente. En 1582 aportó a los chinos múltiples conocimientos técnicos europeos sobre todo en el campo de la medición del tiempo y del espacio (cartografía, fabricación de relojes mecánicos, matemáticas, etc.)Elaboró un mapamundi para el gobierno Imperial y luego de su muerte, su obra fue continuada por otro jesuita italiano llamado –Giulio Aleni que en 1620 elaboró otro mapamundi aún más detallado conocido como “Mapa completo de todos los países del mundo”.
En Francia, -el Padre Fournier, autoridad en materia de navegación con su Tratado de Hidrografía en 1643, de gran importancia técnica que instruyó a la armada francesa.
El jesuita- Alonso de Ovalle (1603-1651) publicó la Histórica relación del reino de Chile, impresa en español e italiano en Roma en 1646. La obra va acompañada de un mapa, Tabula geographica regni Chile. El mapa tiene importancia por la fecha en que está realizado y porque excede en información a todos los mapas precedentes como el De Laet, Herrera, Blaeu, Hondius, y Janssonius.
El mapa se extiende desde Perú hasta la Tierra del Fuego y Cabo de Hornos, y desde el Pacífico al Atlántico. Su gran cantidad de nombres de lugares, indicaciones de minas, de las misiones, ciudades y pueblos, volcanes, ríos, el reconocimiento del río Bío Bío como el límite entre los españoles y las tribus araucanas, proporcionan uno de los mapas más informativos de la región.
-Thomas Falkner, 1702-1784 fue un sacerdote jesuita, misionero, médico, etnólogo y explorador inglés que acopió gran cantidad de información sobre los indígenas, la fauna, la flora y los accidentes naturales del actual territorio de Argentina, donde permaneció casi cuarenta años. Falkner, en Santa Fe, encontró restos fósiles de un gliptodonte, que estudió y describió. Este fue el primer hallazgo paleontológico registrado en el actual suelo de Argentina. En Inglaterra, Falkner, en 1774, a los 72 años, dio a conocer su obra Descripción de la Patagonia y de las partes contiguas de la América del Sur, en esa obra incluyó un mapa que actualizaba el conocimiento geográfico de la época; también contiene indicaciones claras y precisas sobre las ventajas de ocupar la Patagonia. La publicación despertó ansias de dominio en algunos gobiernos de Europa. Esto motivó a la Corona española a fundar en 1779 el fuerte de Carmen de Patagones. Más tarde, en 1778, presentó “Acerca de los Patagones”, una obra que luego sería traducida por el padre Furlong y publicada en Argentina recién en 1956.
En las islas Filipinas, que dependían misionalmente de la prefectura de Nueva España, en 1734 el jesuita- Pedro Murillo Velarde (1696-1753), levantó un mapa de Filipinas en el que representa las islas a una escala mucho mayor que la de cualquier mapa anterior y aisladas de otra región excepto de una parte de Borneo. Carta Hydrografica y Chorografica de las Yslas Filipinas, dibujada por Nicolás de la Cruz Bagay. Fue uno de los primeros que se publicaron de las islas Filipinas y ejerció una gran influencia en los cartógrafos europeos de los siglos XVIII y XIX. Fue el único fiable con el que se pudo contar hasta el siglo XIX cuando en la Dirección de Hidrografía se publicaron los mapas del archipiélago levantados por la expedición Malaspina.
En lo referente a mapas de España, los jesuitas –Carlos Martínez y Claudio de la Vega, profesores del Colegio Imperial de Madrid, recibieron el encargo del ministro, marqués de la Ensenada, de levantar un mapa de España mediante determinaciones geométricas para utilizarlo en una mejor administración del territorio. Se dedicaron a ello desde 1736 hasta 1743, pero el mapa, compuesto de 36 hojas unidas que mide 225 x 228 cm, quedó inacabado no sabemos por qué razones, aunque es posible que este proyecto se solapara con el presentado por Jorge Juan y Antonio de Ulloa a su vuelta de la expedición de la medición del meridiano dirigida por La Condamine. (Los caballeros del punto fijo).Que por cierto, ellos en su momento también dejaron escrito su opinión en relación a las misiones en América: “Ninguna otra religión ha hecho tanto fruto en las misiones de las Indias, porque los genios de sus individuos se acomodan bien a lo que es preciso que concurra en los que han de tener por ejercicio la conversión de unas gentes tan bárbaras…”
El mapa abarca el territorio español exceptuando Galicia, Asturias, León, Castilla la Vieja (menos Ávila y Logroño), Baleares y Canarias- Aunque incompleto, es el mapa de España más perfecto realizado hasta esa fecha. Fue consultado por el geógrafo español Tomás López para muchos de sus trabajos cartográficos y actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional.
Otros jesuitas que hicieron descubrimientos, no realizaron mapas directamente pero sus trabajos fueron representados en mapas de la misma época. Todos ellos como hemos visto serían unas nuevas fuentes cartográficas.
Con su triunfo sobre el mundo, disminuyeron su cautela y realizaron maniobras políticas que los pusieron en evidencia frente a los monarcas absolutistas del siglo XVIII, de lo que se aprovecharon sus enemigos -comerciantes, hacendados, administradores y otras órdenes religiosas-, denunciándolos y aportando investigaciones y procesos en que se los acusaba de menoscabar la autoridad papal, desconocer el poder de los reyes, promover revueltas populares y difundir doctrinas contrarias al orden de cada reino.
Un argumento contundente contra la Compañía de Jesús fue el incumplimiento de los misioneros americanos de la orden de disolver las misiones ubicadas en los territorios reclamados por los portugueses, cuyo conflicto y desenlace fue dramatizado en el inolvidable film La misión.
Años más tarde estalló la Guerra de los Siete Años (1756–1762), un conflicto armado a escala mundial que se desarrolló tanto en Europa como en América y Asia. Finalmente, en 1767 Carlos III determinó suprimir la Compañía de Jesús de todos los dominios de España—hecho que ya se había dado con anterioridad en otros reinos cristianos como los de Portugal o Francia— y que, en conjunto, fue un desastre para los virreinatos americanos.
Al ser expulsados mediante la Pragmática Sanción del 27 de febrero de 1767, franciscanos, dominicos y mercedarios tomaron a su cargo los pueblos misioneros, constituyéndose la Gobernación de las Misiones Guaraníes.
A nivel teológico, han sostenido largos conflictos con los protestantes; se han enfrentado cara a cara con la monarquía ilustrada y sufrieron la persecución, el encierro y el despojo de sus bienes.
En esta parte de la historia nacen las leyendas acerca de los tesoros que ocultaron los religiosos antes de su captura, lo que algunos historiadores niegan aduciendo que la conspiración anti-jesuita fue llevada en secreto. Sin embargo, si sabemos que disponían de una red de espionaje e información muy bien organizada.
En 1814 la Orden fue restaurada, aunque había permanecido activa en la Rusia Ortodoxa. La Compañía de Jesús renacía de sus cenizas, pero para entonces, Europa ya no era la misma. Los jesuitas “restaurados”, para muchos la “araña negra” contra la modernidad liberal, fueron expulsados decenas de veces por los distintos gobiernos de Europa y América.
Si queremos juzgar sanamente la influencia de los jesuitas, lo mejor sería hacerlo estadísticamente y reconocer que el siglo XVII, del que fueron los principales responsables, no careció de eficacia ni de grandeza. Apreciando el nivel de los maestros jesuitas, no debe olvidarse que han desempeñado frecuentemente con brillantez su vocación propia y han dejado un nombre en las ciencias y las artes.
Por otra parte, fue de vital importancia para la primera organización del territorio y de los fundamentos de la sociedad americana como es conocida hoy en día. Varios monumentos misioneros son ahora Patrimonio de la Humanidad.
Y por supuesto, no puedo finalizar el artículo de otra manera: el actual pontífice Francisco, el argentino Jorge Mario Bergoglio, es el primer papa perteneciente a la Compañía de Jesús. Carismático, auténtico y con la simpleza de un grande. Ser humano, religioso o no. Cartógrafo o no. Aunque… si se lo pedimos seguro nos sorprende dibujando un buen mapa, entre libros, café o mate de por medio y sonando de fondo, aquel oboe de la banda de sonido del film La Misión.
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