Óscar González el 01 nov, 2014 Hace unos meses me entrevistaron desde el blog Peques y más para hablar sobre mi libro “Familia y Escuela, Escuela y Familia”, sobre la participación de las familias en la escuela, sobre la importancia de establecer una alianza entre familia-escuela, etc. Comparto aquí la entrevista completa para que puedas leerla detenidamente. Espero que te resulte interesante: Peques y Más.- Dice José Antonio Marina cuando prologa tu libro que ‘padres y docentes forman el equipo pedagógico básico’. Y yo también creo en esto, ¿qué me puedes contar sobre las ventajas que obtendríamos todos si aceptamos colaborar? Óscar González.- En primer lugar hemos de tener bien presente que si todos aceptamos colaborar solo encontraremos beneficios y los principales beneficiados de ello van a ser nuestros hijos y alumnos. Y eso es lo que necesitamos: poner el foco de la educación en el niño pues a veces es el gran olvidado de la misma. Además, hay muchas más ventajas: una mejor comunicación entre padres y docentes, una mayor empatía y compresión por el trabajo “del otro”, aumento de la participación, etc. Y por supuesto ayudaríamos con ello a promover un CAMBIO POSITIVO necesario en la educación actual tan intoxicada por el pesimismo y el desánimo. Desde la unión y estrecha colaboración en equipo conseguiremos sumar. Desde la división y el enfrentamiento jamás lograremos cambiar las cosas. La decisión está en nuestras manos… PyM.- El primer capítulo del libro se titula ‘¿qué pueden hacer las familias por la educación?’ Aunque sea brevemente ¿podrías enumerar las principales responsabilidades que las familias deberíamos asumir en lo tocante a la educación de nuestros hijos? O.G.- La principal responsabilidad es la de tomar conciencia de que “ser padres” no es lo mismo que tener hijos. Según José Antonio Marina hoy hay quien dice: “Yo quiero tener hijos, pero al mismo tiempo no quiero prescindir de nada. Bueno, pues eso no funciona, porque al tener un hijo, lo que aparece es alguien que reclama derechos, y eso es un incordio”. Debemos asumir nuestras responsabilidades como padres en la educación de nuestros hijos, en su día a día. Enumero alguna de ellas: Hacer un seguimiento de sus tareas Asistir a las reuniones y tutorías con los profesores de tus hijos. Dedicar tiempo para estar y jugar con ellos. Etc. PyM.- ¿Existen diferencias objetivables en el rendimiento escolar en niños con padres implicados? O.G.- Por supuesto, los estudios demuestran que aquellos alumnos en las que sus familias están implicadas obtienen mejores resultados (también lo afirmo desde mi experiencia personal). En el libro menciono algunos de estos estudios citando a investigadores de referencia. Estos son solamente algunos ejemplos: Cuando los padres se implican en la educación de sus hijos en casa, estos tienen mejores resultados en la escuela (Henderson & Berla) Cuando niños y padres hablan regularmente sobre la escuela, los resultados académicos de los niños son mejores (Ho & Wilms) Los resultados de la implicación parental incluyen una mejora de los resultados escolares, reducción del absentismo, mejora de la conducta, y restaura la confianza de los padres en el sistema educativo (The Home-School Connection Selected Partnership Programs in Large Cities, Insitute for Responsive Education, Boston). PyM.- A menudo pienso que no todo está en la motivación que podamos tener, porque como bien sabes, en este país la conciliación dista de lo que desearíamos. ¿Cómo unos padres interesados pueden suplir la falta de tiempo? O.G.- Es muy difícil suplir la “falta de tiempo” pues el tiempo es el que es y no lo podemos estirar… Lo realmente importante es aquello que hacemos durante ese tiempo que dedicamos a nuestros hijos. Se trata de ESTAR con ellos realizando actividades, jugando, leyendo, compartiendo, etc. Se suele decir que sea “tiempo de calidad”. Aquí me gustaría destacar que es necesario alzar la voz y reclamar que se establezca una conciliación REAL que permita a los padres y las madres asistir a las reuniones, a las tutorías con los profesores de sus hijos. Tanto los políticos como las empresas se tienen que poner las pilas en este sentido. Por eso no me cansaré de insistir de que es necesario un compromiso educativo de la sociedad ya que todos tenemos algo que aportar a la educación. PyM.- Soy madre y tengo contacto con muchos padres por mi actividad laboral, quizás tú tengas otra opinión, pero a mí me parece que muchas veces se dificulta la participación real de las familias en la escuela. ¿Crees que existen reticencias al respecto? y si la respuesta es sí ¿a qué puede ser debido? O.G.- No me gusta generalizar pero es cierto que, en ocasiones se dificulta la participación de las familias en los centros educativos. Se sigue viendo a las mismas con recelo y desconfianza, como alguien que va a “fiscalizar” el trabajo del profesorado. Es momento de eliminar estos recelos si queremos establecer unas relaciones armoniosas y cordiales por el bien de nuestros hijos y alumnos. Esto ocurre por varios motivos. Principalmente porque tanto padres como docentes: Hacemos uso de un doble lenguaje: por delante digo una cosa y por detrás otra bien distinta. Se pierde el principio de sinceridad y aparece la desconfianza en ambas direcciones. Hay un desconocimiento sobre la “realidad del otro”. Hace falta tener mayor empatía y conocimiento de la realidad del que tenemos delante. PyM.- Y del otro lado quizás exista cierta desconfianza hacia la otra parte de la comunidad educativa, es decir hacia los profesores (y por extensión equipo directivo o especialistas) ¿no? O.G.- Como destacaba en la pregunta anterior, la desconfianza se da en dos direcciones por los motivos que he expuesto antes. Por eso es necesario no olvidar que “la escuela no puede educar sin los padres y los padres no pueden educar sin la escuela”: nos necesitamos y ha llegado el momento de trabajar para que formemos parte de un PROYECTO ÚNICO, un proyecto compartido en equipo. PyM.- Por último (y perdona el atrevimiento) voy a salirme un poco de la línea de esta entrevista. Soy optimista y creo que se puede mejorar la calidad de nuestro sistema educativo, pero ¿cuál sería la vía?, o lo que es lo mismo ¿qué cosas deberían cambiar? O.G.- Me alegro mucho porque yo también me considero optimista, algo necesario para educar y mejorar las cosas. Por supuesto que podemos y debemos mejorar nuestro sistema educativo. Para ello debemos empezar por tomar conciencia de la necesidad de cambiarlo, no negar la crisis educativa en la que estamos inmersos y ponernos en marcha. La clave está ahí: no se trata de tener buenas ideas sino de ponerlas en práctica. Hay una frase de Gandhi que me encanta “Tú debes ser el cambio que quieres ver en el mundo” a mi me gusta adaptarla a la educación y afirmar que “Tú debes ser el cambio que quieres ver en la educación”. El cambio se inicia en uno mismo, en su centro educativo, en su aula, en su AMPA, etc. Y se irá ampliando y haciendo extensivo al resto. Para ello debemos dejar de formar parte del problema para pasar a ser parte de la solución. Para ello debemos tener mucha paciencia y ser conscientes de que en educación los cambios son lentos y progresivos: no creo en los cambios cortoplacistas de nuestros políticos más preocupados en las próximas elecciones que en las próximas generaciones, es decir, del futuro de nuestra sociedad. Para más información sobre mi libro puedes visitar la página oficial www.familiayescuela.com Otros temas Tags educaciónfamilia y escuelahijos Comentarios Óscar González el 01 nov, 2014