Tarazona, el necesario circuito de las plazas de tercera

Plaza de toros Tarazona de Aragón, una empresa que quiere abrise camino -Tauroejea con Julio Fontecha como cabeza visible-, dos figuras -Castella y Perera- y un ilusionado torero de la tierra -Alberto Álvarez-. Todo preparado para lo que se promete como un rutilante espectáculo, y por chiqueros seis toretes de Charro de Llen, demasiado poco para salir de la plaza plenamente convencido de que lo contemplado merecía la pena.
Los toretes nobles, los toreros por encima. Un Castella que toreó al ralentí al natural, un Alberto Álavarez entregado al máximo para abrise paso, un Perera valeroso y templado. El balance, una oreja para cada uno, demasiado poco para cómo estuvieron los de luces. ¿La culpa? Sin duda esa ley del mínimo esfuerzo que parecen aplicar los que están arriba cuando se anuncian en una plaza de tercera. Demasiado poco toro.
¿No se dan cuenta de la importancia que tiene precisamente para las figuras ese circuito de plazas de tercera, que como la de Tarazona tienen una historia nada despreciable?
Aliviarse tanto en estas plazas es tanto como cercenar el futuro, el de la Fiesta y el suyo propio, pues sin este circuito, difícilmente podría mantenerse la temporada, y ahora más que nunca con una crisis que se está llevando por delante tantos y tantos festejos.
No se trata de exigir en estas plazas el toro de Madrid o Bilbao, sino un toro que de importancia a lo que hacen los toreros, un toro con un mínimo de presencia, un toro que signifique para las figuras adquirir un compromiso con esos miles de aficionados que acuden a plazas como las de Tarazona.
Con la misma entrega de los toreros, pero con un toro un punto por arrriba, las tres orejas quizás se hubieran convertido en una triunfal salida a hombros de los tres toreros, y quizás los aficionados hubiesen salido tan satisfechos que estarían esperando la próxima para volver ilusionados a la plaza. La crisis también se combate con ese compromiso diario que deberían tener con el público los que ocupan los primeros lugares del escalafón.