No pudo haber más verdad en la corrida del 30 de mayo. No pudo haber más valor, más entrega, más compromiso con la Fiesta, con el público y con el propio pundonor ante una durísima corrida de El Montecillo¡Qué diferencia con el día anterior! ¡Qué diferencia en los toros! ¡Qué diferencia en los toreros!
Miguel Abellán hizo honor a la historia del toreo cuando maltrecho salió de la enfermería para matar a su segundo toro y salió triunfante como un gran héroe vestido de oro y sangre. O Paco Ureña, que tuvo que irse a manos de los médicos con un cornadón de 25 centímetros, una herida que ya da respeto mentarla. Y el mexicano Joselito Adame jugando con los pitones y los bordados de su terno de azabache. Tres tíos, tres hombres que reivindicaron la verdad de un espectáculo único, lejos de giras, tours y acontecimientos glamurosos. La Tauromaquia se ha escrito siempre sobre la base del toro y la valentía de los toreros, mantener esta esencia es el gran reto para garantizar su futuro.