Durante toda la semana muchos aficionados, y no, a la Fiesta, se han preguntado el nombre del conseller del Govern de Artur Mas que el pasado 14 de julio emprendió el exilio taurino a la plaza francesa de Céret. Joan Barril en su columna de El Periódico desvelaba que se abrazó con un conseller al que le conminó a revocar una ley que obliga a muchos catalanes a la emigración dominical, a lo que el político le respondió: “A ver si el Constitucional nos echa una mano”.
La red ha echado humo. Unos buscaban al conseller aficionado que espera que el Tribunal Constitucional devuelva las corridas de toros a Cataluña; otros indagaban para averiguar el nombre del conseller traidor que espera un fallo del TC contra la abolición de las corridas de toros que aprobó el Parlament.
La solución nos la da el periodista Xavier Febrés en su blog “Apología de la Curiositat”, en donde relata cómo vivió un día de toros en la Cataluña Norte junto a Rosa Gil, propietaria del restaurante Casa Leopoldo y viuda de matador de toros José Falcón, que encontró la muerte en La Monumental, y el conseller del Territorio, Santi Vila.
El tapado en el Govern de la Generalitat es Santi Vila, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Gerona, que en las filas de CiU fue un buen alcalde de Figueras. Un hombre que nunca ha renegado de su afición a los toros, pero cuya presencia en el Gabinete de Artur Mas, ha sido más que sigilosa en este sentido.
De cualquier forma, ese exilio dominical de un conseller para asistir a una corrida de toros en la vecina Francia debe servir a los aficionados catalanes para mantener la lucha, para seguir en la resistencia sabedores de que no están solos. La presencia de Santi Vila en la plaza de Céret es seguramente la punta de un iceberg que esconde a muchos hombres de relevancia política y social que se ven obligados, por ellos mismos o por el aparato, a vivir en silencio una pasión.
Entre barreras
por
Ángel González Abad