Buenos Aires a través de catorce personajes o catorce fotografías para retratar Buenos Aires. En síntesis, esto es lo que ha hecho la Agencia Efe con el Centro Cultural de España (CCEBA) en la exposición “Con nombre propio”, inaugurada esta semana en San Telmo.
Hablamos de imágenes de vivos que no lo están tanto y de muertos que no terminan de enterrarse. Estuvieron en esta ciudad, lo hicieron en las épocas buenas o en las malas, fueron y vinieron pero, de un modo u otro, están y estarán por siempre presentes. De momento se les puede visitar en paneles luminosos empotrados sobre la fachada de la futura sede del CCEBA. Son, entre otros, Federico García Lorca, Borges, Maradona, Gardel, Cortázar, Enrique Morente, Juan Gelman, Serrat y Quino con la inseparable Mafalda.
El montaje se hizo el lunes en el viejo Padelai, antiguo orfanato definido al paso por la escritora cubana Claribel Terre, como “lugar de recogida de niños expósitos”. El Embajador de España, Rafael Estrella, hizo los honores en la inauguración y Alex Grijelmo, presidente de Efe, pronunció unas palabras de agradecimiento. A esas horas Mar Marín, delegada de la agencia y Ricardo Ramón, hiperactivo director del CCEBA, por fin pudieron respirar. Sus esfuerzos habían dado frutos.
La buena “onda” y la alegría por el acontecimiento, pese a la marejada política de fondo a un lado y otro del Atlántico, se sintió en la calle y en el restaurante vasco Sagardi donde, para celebrar, se dio buena cuenta de pinchos, sidra, cerveza y vinos de la bodega Ortega Fournier. María Kodama, la viuda de triste figura, se arrinconó en una mesa. Había que descubrirla para saludarla y saludarla para que sonriera. Al fondo del local se concentraron los marginales del siglo XXI. Esto es, los fumadores que, pudiendo, son los que menos humos suelen darse. La estrella de este sector fue Alaska y su Fangoria. Olvido, a quien le sobra mundo y le falta tiempo para comérselo, se sorprendió de cuántos la conocen en Buenos Aires y de cuantos la querían conocer. Su último disco se abre camino, imparable, en “los boliches” porteños.
Así, entre músicos y políticos (argentinos), periodistas y empresarios (de aquí y de allá), colados del canapé (sin fronteras) y un desconcertado Guillermo Coppola, charlaban los invitados de Efe y la Embajada. Entre estos, sin darse importancia, los ejecutivos de Telefónica, generosos en el patrocinio y la comunicación.
