No he visto aún la exitosa “8 apellidos vascos“, pero imagino que me gustará, no sólo por los múltiples comentarios elogiosos que he oído a varios amigos sino porque también me he reído mucho con Vaya Semanita que es de los mismos guionistas.
Pero que los vascos estemos encantados de reírnos de nosotros mismos después de décadas de noticias trágicas asociadas a nuestra tierra o que sea innovador un humor que hasta se ríe del sagrado nacionalismo vasco no puede hacer olvidar algunos fondos preocupantes de este humor.
Por ejemplo, que para su director, Emilio Martínez Lázaro, la intolerancia esté asociada a lo que llama “españolistas exaltados”. A la pregunta de si ahora le toca hacer humor de si misma al resto de España, responde Martínez Lázaro en entrevista ayer en El País:
“Nos habían advertido que a los vascos les gusta mucho reírse de sí mismos desde dentro, que, cara afuera, era otra cosa. Esta película demuestra que no es así. Pero me gustaría ver si por parte de los españolistas más exaltados admitirían una parodia así. Me da la sensación que no”.
Manda narices que al director de una película de humor que corre un tupido velo sobre los cientos de asesinados en el País Vasco precisamente por defender su derecho a ser españoles lo que le preocupe sean los “españolistas exaltados”. En el País Vasco ha habido más bien españolistas asesinados por ETA y otros muchos españolistas perseguidos y exiliados. Pero a ese progresista típico español que es Martínez Lázaro parecen preocuparle más los españolistas que los fanáticos etarras.
Sin categoría