Lo que parecía, es. Muchas de las mujeres que acompañan a Berlusconi en sus fiestas, en sus juergas y en sus fotografías son prostitutas. Lo ha contado con pelos y señales la prostituta Patricia D´Addario y no ha sido desmentido por Berlusconi. Otra cosa son las consecuencias políticas que tales compañías y la afición de Berlusconi a las prostitutas deban tener. Que no me parece tan claro.
He opinado alguna vez que Berlusconi es un jefe de Gobierno impresentable para Italia. Entre otras cosas, por un machismo totalmente contrario a los valores igualitarios de una democracia avanzada. Pero, ¿Dónde encaja la prostitución? Ha dicho Gianfranco Fini que se debe juzgar a Berlusconi por cómo gobierna y no por la gente que frecuenta. Pero el compañero de Berlusconi sabe que eso no es verdad en política. Nunca o casi nunca. Que si tus amigos son, por ejemplo, nazis o racistas, las compañías hacen inviable tu posición en una institución democrática.
¿Y la prostitución? Pues no lo tengo tan claro, sobre todo, cuando no es ilegal en un país y cuando se ejerce voluntariamente, como es el caso de las prostitutas de las fiestas de Berlusconi. ¿Es la contratación de una prostituta que ejerce su actividad libremente contraria a los valores democráticos e igualitarios?
Para una buena parte de los medios de comunicación, parece que la respuesta es No. Y lo digo por todos aquellos, por ejemplo, El País, que han publicado entrevistas con la prostituta Patricia D´Addario. ¿También le han pagado, como Berlusconi?
Sexo y polÃtica
