Escribe Toni en el post anterior, citando a Schopenhauer, que la conmiseración con los animales está íntimamente ligada con la bondad de carácter, o que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona.
Pero lo cierto es que Schopenhauer no conoció a Hitler y no pudo ver lo que constituye quizá el mayor destrozo de su teoría, el de uno de los asesinos más sádicos y terribles de la historia que, sin embargo, adoraba a los perros. Sin necesidad de recordar a Hitler, y salvando las grandes distancias de todo tipo, basta con leer algunos de los comentarios del post anterior para poner en cuestión a Schopenhauer. No tienen desperdicio los de Rauxa, Xabato y Adry que, me temo, harían reconsiderar su teoría a Schopenhauer, si levantara la cabeza, claro está.
Eso sí, hay otros muchos antitaurinos sensatos e interesantes y con argumentos muy consistentes. El de Marga, por ejemplo, que dice ser vegetariana y, por lo tanto, nada hipócrita. Y a la que doy la razón y añado que, quizá, el concepto de contradictorio más que el de hipócrita sea más adecuado para definir una parte de los argumentos antitaurinos. Pero hay otra idea muy relevante de muchos internautas, de Jose A., de Josep, de Rafael Arribalzaga, de Kresku, sobre la diferencia entre matar para disfrutar con el espectáculo de la muerte, caso de los toros, y matar para comer, resto de animales.
¿En qué medida esto haría rechazable la muerte de los toros en la plaza pero no la de otros animales en un matadero o en la olla de un restaurante? Sigo pensando que tal diferencia no existe desde el punto de vista ético. Primero, porque matar para comer es matar por placer en la medida en que existe la opción vegetariana. Y, segundo, porque no veo la diferencia entre la “pena de muerte” abierta al público y la “pena de muerte” sin espectadores, más cuando existen estudios que demuestran la terrible angustia de los animales en la cola del matadero.
En otras palabras, que agarremos al toro por los cuernos y vayamos al fondo del asunto, el de todos los placeres humanos asociados con la muerte de un animal.
Antitaurinos
