No debería sorprenderme el acto extremista de apoyo a Garzón que en unos minutos va a comenzar en la Universidad Complutense. Cualquiera que conozca un poco la universidad española sabe que constituye en la actualidad el principal refugio de la extrema izquierda. En el caso del País Vasco, el refugio de la extrema izquierda mezclada con el nacionalismo radical y etarra. En el resto de España, extrema izquierda a secas que lo mismo se apunta a actos de apoyo a grupos terroristas, a acosos y boicoteos a líderes de la derecha o, como en este caso, a actos de deslegitimación de los tribunales y del Estado de Derecho.
Y, sin embargo, vuelve a sorprenderme. Y a repugnarme. Me cuesta aceptar que esto sea la universidad española. Vuelve a sorprenderme que la extrema izquierda campe a sus anchas en nuestro país. Sin que nadie se movilice para denunciarlo. Vuelve a escandalizarme que todo un rector de la Complutense, Carlos Berzosa, presida un acto de cuestionamiento del Tribunal Supremo. Que los dos sindicatos mayoritarios, CC.OO. y UGT, se alcen contra las instituciones del Estado. Que medios de comunicación que tantas veces denuncian el ascenso de la extrema derecha en Europa o los actos de la extrema derecha en nuestro país jaleen, sin embargo, el acto de la Complutense.
Y la guinda más grave de este asunto. Si se confirma lo anunciado por Leire Pajín esta mañana en la Ser, miembros de la dirección socialista acudirán al acto. El partido del Gobierno en un acto de extremistas movilizados contra el Supremo y el Estado de Derecho. O el Estado de Derecho dinamitado desde su propia cúpula.
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