Sólo cabe una explicación para la dimisión de Bárcenas, su seguridad de que va a ser imputado por el Supremo, probablemente en los próximos días. Algo que, por otra parte, se daba casi por seguro en el PP en las últimas semanas. Por una cuestión ante todo procedimental; la imputación es la única vía que tiene el Supremo para seguir investigando en la materia. Y por muchas pruebas que Bárcenas haya podido aportar en su defensa, parecía y parece harto improbable que un magistrado las diera por válidas sin una investigación sobre su consistencia y veracidad. Y menos con la tremenda presión política gubernamental que hay en el caso Gürtel.
Lo que, a la postre, da la razón a quienes han defendido que la dimisión era la decisión más razonable desde el momento en que el Supremo aceptó la investigación del caso. Y nos la quita a quienes sosteníamos que, en un asunto de tanta manipulación política como el caso Gürtel”, lo sensato era la dimisión sólo en caso de imputación. Resulta que al final ha habido una dimisión preventiva después de todo, o sea, antes de la imputación, pero con un mes y medio añadido de polémica y portadas dañinas para el PP.
Dadas las acusaciones que pesan sobre Luis Bárcenas y el nivel de las pruebas que conocemos a través de las filtraciones, es muy posible que sea finalmente absuelto. Pero, políticamente hablando, cuando ocurra, si es que ocurre, seguramente dará lo mismo.
Corrupción