Al final va a resultar que la enfermera responsable del error mortal con Rayan es una víctima. Y lo digo, no sólo por las alusiones de algunos sindicatos a las responsabilidades del sistema sanitario, sino también por los agravios comparativos expuestos por los enfermeros.
Las declaraciones, por ejemplo, del Presidente del Consejo General de Enfermería, Máximo González, hoy, en ABC, denunciando que “a un médico no le tratarían como a la enfermera del caso Rayan”. Se refiere González a las primeras declaraciones del gerente del Marañón que reveló el “error terrorífico” de una enfermera. Pero ¿es que acaso no es cierto? Fue reconocido por la propia enfermera la misma noche del suceso. Nadie, absolutamente nadie, ha puesto en cuestión ese terrible error y el gerente se limitó a contar la verdad.
Es posible que el sistema sanitario tienda a proteger más a los médicos que a los enfermeros en caso de error o negligencia. Pero también es cierto que, cuando un médico comete un error comparable al de esta enfermera, recibe condenas durísimas y generalizadas de la sociedad. Y a nadie se le ocurre que pueda ser él la victima y no el enfermo muerto por su error.
La enfermera del caso Rayan está pasando indudablemente por una situación terrible que merece nuestra compasión. Pero de ahí a confundir la posición de los protagonistas de esta tragedia, va un trecho. Sea médico o sea enfermero el autor del error, a los ciudadanos nos interesa en primer lugar la verdad y, después, la justicia.
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