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Blogs Cuentas conmigo por Yolanda Gómez

La que se avecina

Yolanda Gómez el

Por fin acaba otro “annus horribilis” y ya van tres. Y además uno tiene la sensación de que todavía nos quedan dificultades que superar, sacrificios por hacer, y algún que otro susto que soportar. Pero es Navidad, es un momento para la esperanza y, aunque vaya contracorriente, quiero desde aquí mandar un pequeño mensaje para el optimismo. Los esfuerzos y los sacrificios, por duros que sean, o precisamente por esa dureza, la mayoría de las veces merecen la pena, se ven recompensados. 

 Y es que 2010, el año que ahora concluye, ha sido el año en el que Rodríguez Zapatero y su gobierno se han apeado por fin del burro y han dado un giro de 180 grados en su política económica. De la expansión fiscal -el cheque bebé, los 400 euros, las ayudas a la compra de los coches, los miles de millones para obras municipales,…- hemos pasado al ajuste brutal -la congelación de las pensiones, la rebaja del sueldo de los funcionarios, el recorte drástico de la inversión en infraestructuras, la subida del IVA,…-. Lógicamente si a los ciudadanos nos preguntaran cuál de las dos políticas preferimos, quizás una amplia mayoría diría que la del primer Zapatero. Pero no hay que ser un lince para saber que ese ritmo de derroche era insostenible. Y no había que ser muy listo para sospechar que tanto dispendio antes o después habría que pagarlo. Y llegó el momento.

Es muy probable que si no hubiéramos sido tan poco previsores en las épocas de bonanza, los sacrificios que ahora tendríamos que hacer no serían tan duros, pero habría que hacerlos, hubiera gobernado el país quien lo hubiera gobernado. Es cierto que los políticos dicen que a los gobiernos de izquierdas se les permiten cosas que los derechas no se atreverían a hacer. Y por eso es probable que si durante la crisis hubiera estado gobernando el PP no se hubiera atrevido a congelar pensiones o bajar tanto el sueldo de los funcionarios. Hubiera buscado medidas más matizadas, no tan impopulares, pero habría tenido que exigir también sacrificios a los ciudadanos, de eso no me cabe ninguna duda.

¿Y ahora qué? Nos preguntamos. ¿Qué más nos pueden pedir? Uno tiene la sensación de que los mercados, esos que tienen que comprarnos la deuda pública, la de los bancos, la de las empresas, esos que tienen que financiar nuestra economía, son insaciables no tienen bastante con nada. Pero yo hoy, en vísperas de cerrar el año, me gustaría buscar también el aspecto positivo de estas exigencias de los mercados. ¿Se imaginan qué harían los gobiernos regionales este año electoral si no estuvieran los mercados vigilándonos de cerca? El derroche que se uniría a unas ya deterioradas cuentas públicas sería impresionante. Y además esos mercados nos van a obligar a hacer reformas quizás antipáticas en un primer momento, pero que, estoy segura, a largo plazo darán sus frutos.

 Confíemos, por tanto, en que aunque no pinta muy bien al menos para la primera parte de este 2011: con la reforma de las pensiones en ciernes, miles de millones de euros en deuda que refinanciar, quizás una huelga general a la vuelta de la esquina,… los sacrificios al final merezcan la pena. Quizás esa antipática reforma de las pensiones sirva para infundir confianza en esos señores que tienen que comprar nuestra deuda y financiar nuestra economía. Quizás esa reforma de las políticas activas de empleo ayuden a colocar a algún que otro desempleado. Quizás esas rebajas salariales que nos están exigiendo nuestras empresas sirvan para que no tengan que cerrar y puedan seguir adelante y volver a crear empleo. No sé si es una descripción de la realidad o una carta a los Reyes Magos. Pero igual que en la economía no hay una bonanza eterna, tampoco hay mal que cien años dure -aunque esta crisis se nos esté haciendo eterna-. De modo que yo confío en que al final los sacrificios darán sus frutos y entre todos lograremos sacar a nuestras familias, nuestras empresas y nuestro país adelante.

Economía
Yolanda Gómez el

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