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Blogs Cosas del cerebro por Pilar Quijada

Ramón Estruch: “No somos conscientes de la potencia de la alimentación en la salud”

Ramón Estruch: “No somos conscientes de la potencia de la alimentación en la salud”
Pilar Quijada el

En febrero de 2013 se presentó el estudio “Prevención con Dieta Mediterránea” (Predimed), coordinado por Ramón Estruch, consultor de Medicina Interna del Hospital Clínico de Barcelona. Predimed demostró que una dieta mediterránea en la que se consumen 50 gramos de aceite de oliva virgen extra al día, el equivalente a unas 4 cucharas soperas, o 30 gramos de frutos secos, reduce el riesgo cardiovascular en un 30% en comparación con otra dieta baja en grasa. Un efecto que no logran alcanzar muchos fármacos utilizados para controlar las patologías cardiovasulares y que fue tan significativo que el ensayo tuvo que concluir antes de tiempo, por entender el comité de seguimiento de datos y seguridad (DSMB) que el grupo control, que no seguía la dieta mediterránea, y a los que expresamente se les desaconsejaba el uso de aceite oliva y frutos secos, estaba en desventaja para su salud.

Desde entonces, el efecto preventivo de la dieta mediterránea se ha extendido a otras muchas patologías. “Lo difícil es encontrar algo en lo que no funcione la dieta mediterránea”, señala Estruch en una entrevista publicada en ABC. También el cerebro se beneficia del efecto protector de esta forma tan sana y milenaria de comer. Porque al prevenir patologías como las cardiovasculares o la diabetes, la salud del cerebro mejora. Incluso la depresión se beneficia del estilo de vida mediterráneo.

La ciencia valida el sabio consejo que Don Quijote daba a su escudero Sancho Panza: “Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago”. 

El doctor Estruch lo expresa con lenguaje más actual, pero el mensaje es el mismo: “ En el mundo médico nos basamos en fármacos, pero realmente todas las guías clínicas aconsejan cuidar primero la alimentación y luego recurrir a medicamentos. Y hemos visto que las guías tienen razón. Debemos volver a los orígenes de la dieta mediterránea. Porque es una fuente de salud inestimable. Pero el efecto beneficioso de los alimentos en la salud es más complicado de comprobar, y a veces es más fácil recetar un fármaco”.

Y es que algunos alimentos bien podrían etiquetarse como “medicalimentos”, capaces de conferirnos protección frente a las enfermedades cuando los ingerimos, como explica el doctor Estruch: “Los beneficios están en el patrón dietético global, pero en la dieta mediterránea hay alimentos clave como el aceite de oliva virgen extra. También el vino tinto, con moderación, porque tiene alcohol, los cereales integrales, la fruta y verdura, el pescado, frutos secos o las legumbres. El aceite de oliva virgen extra es rico en ácido oléico y polifenoles. Los polifenoles los sintetizan las plantas para protegerse de agresiones como el sol o la falta de riego. Y este grado de protección lo incorporamos al comerlas y retrasa la aparición de enfermedades”.

Muchas patologías, incluidas las que afectan al cerebro, tienen en común la inflamación y la oxidación y los polifenoles de la dieta mediterránea tienen un potente efecto frente a esos dos factores. No es extraño que disminuyan el riesgo cardiovascular, de cáncer, diabetes, depresión o enfermedades neurodegenerativas, como resalta el doctor Estruch.

La entrevista puede leerse aquí.
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